La zorra y la serpiente.

por chamlaty

Descansaba un día una serpiente a la sombra de una higuera cuando de pronto pasó una zorra por allí y se quedó observando al reptil.

– ¡Qué feliz está ahí junto a la higuera y qué cuerpo más largo y espléndido!- pensó la zorra-. ¡Yo también quiero tener un cuerpo tan largo como el suyo!

Entonces, la zorra se tumbó junto a la serpiente y empezó a estirarse, a estirarse y a estirarse todo lo que pudo. Y aún así, viendo que no era lo suficientemente larga, intentó estirarse más y más para ser como la serpiente. Y de tanto estirarse, se dislocó y rompió los huesos.

Moraleja: «No intentes nunca ser aquello que no podrás ser»

(La zorra y la serpiente- Esopo)

¿Cuántas veces habremos deseado ser como otra persona a la que pensamos que le van mejor las cosas? A eso se le llaman celos, y debemos aprender a gestionar esta emoción que al final nos hace daño.

¿Por qué queremos ser como los demás?: Cuando deseamos tener lo que tiene otro o ser como otro es porque en el fondo no nos aceptamos y queremos. El pilar básico de la felicidad es el amor propio, la aceptación de uno mismo con sus virtudes y defectos. Debemos querernos y estar conformes con lo que tenemos, aprendiendo además a fortalecer nuestras virtudes y camuflar nuestros defectos. La zorra sintió celos por la serpiente porque en el fondo no se valoraba lo suficiente.

No intentes ser lo que nunca podrás ser: Dentro de lo que es querer mejorar y cambiar algunas cosas de nosotros mismos, debemos pensar siempre de forma realista y olvidarnos de imposibles. ¿Cómo vas a querer ser tan alto como un jugador de baloncesto si mides 1,60? ¿Cómo vas a intentar ser jockey si mides dos metros? Todos los deseos tienen un límite. Todos tenemos unas limitaciones y debemos aceptarlas.

La humildad nos ayuda a querernos más y a ganar en autoestima: Pensarás que la humildad te doblega, te hace sumiso. No es humildad entonces. La humildad significa aceptar nuestras limitaciones y no intentar ser otro, no porque no quieras, sino porque no lo necesitas. La humildad te ayuda a quererte más y a mejorar la autoestima. Porque a la vez que ves tus limitaciones, valoras mucho más tus virtudes.

Los celos nos hacen daño: Mientras que la envidia tiende a hacer daño al otro (aunque termines haciéndote daño también a ti mismo), los celos son totalmente autodestructivos, como un escorpión que se inyecta su propio veneno a sí mismo. Cuando sientes celos, sufres, porque en el fondo no quieres ser como eres y quieres tener cosas que no consigues tener. Es un sentimiento terrible de frustración e insatisfacción. Sacúdete los celos y piensa más en ti y menos en lo que te gustaría ser y no eres.

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