Estaba un cuervo muy enfermo. Su madre lloraba junto a él, y éste le dijo:
No llores más, mamá, y pide a los dioses por mi.
Su madre entonces le respondió:
¿A qué dioses, hijo mío? ¿Qué dios se apiadará de ti? Dime el nombre de algún dios al que no hayas robado la carne.
Moraleja: «No te llenes de enemigos innecesariamente, pues no encontrarás ni un solo amigo cuando lo necesites».
(‘El cuervo enfermo’ – Esopo)
Las relaciones sociales son complejas, porque exigen un perfecto dominio de ciertas emociones, pero debemos ayudar a los niños a cuidarlas y a crear un buen ambiente para no sembrar odio, envidias o decepciones. (que al final no traen más que dolor y tristeza).
Cuida a los que tienes cerca: Esta fábula de Esopo, ‘El cuervo enfermo’, que data del siglo VI a.C, ya nos advierte sobre la importancia de cuidar nuestras relaciones sociales, de sembrar bondad y en hacer amigos en lugar de enemigos.
Piensa en el futuro, porque tal vez necesites ayuda: Si no conseguimos hacer amigos ni los cuidamos, no tendremos a nadie que nos ayude cuando les necesitemos. De igual manera, si solo provocamos enemistades con nuestros actos, no contaremos con ningún amigo que nos apoye.
El cuervo como símbolo del mal: En la fábula, el cuervo representa a las personas que solo dejan a su paso enemistades. ¿Por qué? Porque el cuervo representa (en la literatura), de forma simbólica, el mal. Es un animal que tiende a alimentarse de la carne de otros y a robar la comida a otros animales. A menudo le representaban picando los ojos de los muertos en las batallas. Por eso se relaciona con las personas que se aprovechan de otras o que tratan mal a otras personas. Sin embargo, también representa la sabiduría, con lo que debemos atender a su mensaje con atención.
Ante todo, respeta: Ante todo, esta fábula nos habla de respeto. El trato hacia los demás siempre debe ser desde el respeto. Es la única forma de labrarnos un camino sin enemistades y limpio. Por eso, conviene que ayudes a tu hijo desde pequeño a desarrollar habilidades sociales. Se consiguen mediante valores básicos: respeto, tolerancia, humildad… Gracias a todos estos valores, los niños mejorarán sus relaciones con los demás… y consigo mismos.

