El buey y la cigarra.

por chamlaty


Se encontraba arando el buey la tierra, con mucho esfuerzo y bajo un caluroso día. Y cerca de allí le observaba, tumbada a la sombra bajo una hoja, una cigarra. Tan cantarina como siempre, y perezosa, no hacía nada más que observar al buey mientras inventaba alguna canción. Y de pronto, se fijó la cigarra en uno de los surcos, un poco torcido. De entre todos los demás, tan perfectos, llamaba la atención, así que se apresuró a decir al buey:

– ¡Menudo surco tan torcido que te ha salido, buey! No sé cómo tu dueño no se ha dado cuenta…

El buey, muy tranquilo, y sin dejar de trabajar, respondió:

– Y mira quién ha reparado en un pequeño defecto de entre mil virtudes… Alguien que solo se dedica a cantar y nunca trabaja. Si mi dueño no me dice nada es porque valora por encima de un pequeño error la cantidad de veces que nunca me equivoco…

Moraleja: «Solo los envidiosos son capaces de afear un pequeño defecto de entre muchas otras virtudes»

Moraleja: «Muy necio y envidioso es quien afea un pequeño descuido en una obra grande»

«Antes de criticar el grano de trigo en el ojo ajeno, mira la viga que tienes en el tuyo.»

 

(‘El buey y la cigarra’ – Tomás de Iriarte)

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