Cuando el silencio te abandona.

por chamlaty

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Confucio decía que el silencio es el único amigo que jamás traiciona, pero parece hay a quienes los abandonó. 

Tinnitus o acúfenos es la forma médica de llamar al hecho de «escuchar» ruidos en la cabeza cuando no hay una fuente sonora en realidad. Habitualmente, zumbidos o pitidos.

La mayor parte de los afectados comparan el sonido de pitido con el canal de barras de color y en el caso de los zumbidos, con el ruido blanco de un canal sin señal. Sin embargo, no tiene por qué ser de este tipo y hay personas que experimentan el ruido del mar, viento, el sonido de papeles al arrugarse, motores o notas musicales parecidas a la música en 8bits.

El tinnitus es bastante común, casi todo el mundo los ha sentido alguna vez, por periodos limitados de tiempo y normalmente precedidos a una exposición de volumen alto. Por ejemplo, es frecuente que te piten los oídos después de un concierto. Incluso existe una frase popular que versa: «Están hablando mal de mi porque me pita el oído izquierdo».

Cuando es temporal, el acúfeno se limita a una incomodidad similar a un dolor de cabeza. Sin embargo, imagina un zumbido constante en el oído, las 24 horas del día. Nunca descansa, siempre está ahí. No te deja dormir, concentrarte, llegado un punto olvidas cómo era el silencio e incluso, cuando el pitido es más fuerte que el ruido externo, afecta a la audición. Nadie más puede oírlo ya que no proviene de ninguna fuente externa, pero sobra decir que no se trata de tu imaginación.

Las causas de los acúfenos son muchas y muy variadas. La pérdida auditiva asociada es una de las causas más frecuentes pero no es la única. También puede ser causado por la exposición continuada a ruidos (obreros metalúrgicos, militares, personas asiduas a discotecas, músicos, etc.), por situaciones de estrés, fármacos ototóxicos prescritos para otras dolencias que crean o agravan los acúfenos (por ejemplo los derivados del ácido acetilsalicílico), intervenciones quirúrgicas en el oído interno, bruxismo, problemas tiroideos, otitis mal curadas, síndrome de dolor miofascial en músculos cercanos al oído, trastornos en la articulación temporomandibular, etc. Los acúfenos hay que tener en cuenta que no parecen ser per se una enfermedad, sino un síntoma de una enfermedad diferente y corrigiendo la patología raíz los pitidos pueden y suelen parar, o no. Pero en todo caso no hay medicamentos que hayan demostrado ser eficaces para tratar el acúfeno en sí mismo. Cualquier tratamiento estará condicionado a la causa.

Ante el tic-tac de un reloj, el motor de una máquina que hace ruido de noche o una gotera sin arreglar, siempre hay opciones: se puede actuar o convivir con ello. En el caso de los acúfenos no hay otro remedio que aprender a vivir con ello. Y el problema principal, en el plano psicológico, es la tendencia a vivir pendiente de ignorarlos. Cuando algún sonido se mantiene durante mucho tiempo y se produce de manera cíclica, favorece que nos fijemos en él, por no decir, que nos obsesionemos con él. Queremos hacerlo parar, cada vez deseamos más y más que se detenga y esto se retroalimenta porque la ansiedad producida por la impotencia de no poder hacer nada por detener el sonido, los hace sonar más fuerte.

Antes de profundizar en los tratamientos hay que detenerse a entender cómo funciona nuestro cerebro y el gran poder que en él tiene la atención: imaginémonos en la cama, toda la casa en silencio y una gota de agua cayendo en el lavabo de nuestro baño, nuestra atención se fija irremediablemente en ese ruido. Lo que al principio era un leve repiqueteo se convierte en un escandaloso golpear y nos vemos obligados a levantarnos.

¿se pueda hacer además de conformarse con vivir ignorándolos?

Almudena nos dice: «Lamentablemente, la respuesta es no. A día de hoy existen muchos casos de acúfenos que no llegan a desaparecer. Se intenta ayudar al paciente a que aprenda a convivir con el ruido, pero eso es todo lo que podemos hacer. El acúfeno sigue siendo un gran misterio, esperemos que en los próximos años se llegue a descubrir el origen real de este incómodo acompañante».

       Aprendiendo a vivir… ante tantas situaciones que desconocemos.

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