La madrina.

por chamlaty

Érase una vez un jornalero tan pobre que no sabia a quien convidar de padrino para bautizar a su hijo.

Salió un día al camino dispuesto a convidar al primero que pasara, pero cansado todo el día de esperar sin que pasase nadie se volvió triste a su casa.

Por el camino se encontró a la muerte que le pregunto por su desgracia, esta tras oír la historia del jornalero se ofreció a apadrinar al niño.

– Bueno, no se apure usted, que yo se lo sacaré de pila, lo cuidaré y hasta le daré estudios de médico. Ya tengo muchos ahijados y están muy contentos de serlo.

Asi fueron y bautizaron al niño, y cuando ya se hizo medico se le presento la muerte y le dijo :

Con esta hierba sanarás a los que tu quieras, por muy enfermo que esté. Nada mas lo pongas en los labios del que sea se recuperará. Pero ojo, si al visitar al enfermo me ves a mi en la cabecera de la cama , dirás que tiene remedio y podrás curarlo. Sin embargo si me encuentras en los pies no intentes nada porque a ese, ya le toca.

Obedeciendo a su madrina llegó a ser le mejor medico del país

Pero llego el día en el que le llamaron a curar a un noble comerciante que le ofreció grandes sumas de dinero y la muerte lo esperaba a los pies de la cama. Haciendo caso omiso de su consejo curo al paciente y al volver a su casa se encontró en la puerta a la muerte.

– Eres un mal ahijado, pero esta vez te perdono, pero recuerda mis consejos, si estoy a sus pies no puedes hacer nada por él.

Pero paso el tiempo y al muchacho le prometieron una gran suma si lograba curar a la hija de un conde y haciendo caso omiso de las señales de la muerte la curo dejando patidifusa a la muerte en los pies de la cama.

– Ya me lo has hecho dos veces, la próxima te tocará a ti.

La hija del rey se puso muy enferma y todos la daban ya por muerta. El rey prometió la mano de su hija a quien fuera capaz de curarla y el muchacho estaba prendado de ella,  una vez mas hizo caso omiso a la muerte y la salvo para llevarlas al altar.

Pero la noche de bodas la muerte apareció a los pies de su cama.

– Esta si que no te la perdono El se puso a llorar y a suplicarle que le dejase tiempo para estar con su amada princesa y la muerte le llevo a una sala con miles de velas de todos los tamaños.

La muerte le dijo:

A ver si tienes suerte y adivinas cual corresponde a la vela del tiempo que queda de tu vida. Esas enormes son la de los recién nacidos y las más pequeñas la de los ancianos y los enfermos…

– Es está- Señalo el joven a una mediana.

Ls muerte negó con la cabeza. Y otra que señalaba y otra más pequeña.

Así fue llegando a una pequeñita …

¿Es ésta?

Y solo con el aliento de su voz se apagó y allí quedo muerto.

 

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