El Cubilete es uno de los sitios más frecuentados, no sólo por los peregrinos guanajuatenses sino por peregrinaciones de carácter nacional.
La Edad Media legó a España y ésta nos trasmitió la consigna que sintetiza el deber de todo ciudadano: «Por mi Dios, por mi rey y por mi dama». Cuando se devaluó la imagen del Rey por la contraposición que establecía el axioma «La voz del pueblo es la voz de Dios», quedó en nosotros la convicción avasalladora de la lucha por Dios y por el hogar.
Las intromisiones extranjeras copiadas por los políticos liberales, de las ideologías sajonas y francesas, hicieron corto circuito con la acendrada filosofía católica y nacionalista del pueblo mexicano, produciendo las revoluciones de la Guerra de Reforma y la Cristiada.
Durante esta última, los cristianos trataron de externar que Cristo no era desplazado de México y en forma ostensible levantaron un monumento a Cristo Rey en el centro geográfico del país, el cerro del Cubilete, corazón histórico de México.
El 11 de febrero de 1923 el delegado apostólico, Monseñor Filippi, bendijo la primera piedra ante 50,000 peregrinos, lo que le mereció la expulsión del país por el entonces presidente Álvaro Obregón. El lugar se convirtió en la tierra santa a conquistar y cuando el país se pacificó, se levantó el inmenso monumento a Cristo Rey, cuya consigna selló los labios de los mártires al ser fusilados: ¡Viva Cristo Rey! Esta epopeya le ha dado a México la mayoría de su santoral (aunque todavía no se llega, por tiempo, a la canonización), desde el P. Miguel Agustín Pro, S.J. hasta Monseñor Rafael Guizar y Valencia.
El Cubiliete es ahora uno de los sitios más frecuentados no sólo por los peregrinos guanajuatenses que se distinguen en estas prácticas, sino por peregrinaciones de carácter nacional, todas ellas multitudinarias. Para este objeto, al pie de la gigantesca estatua de Cristo Rey, como base de la misma, se encuentra la moderna basílica en forma de globo terráqueo. El Santuario tiene capacidad para alojar a un nutrido número de peregrinos que asisten todo el año, pero en particular para la fiesta de Cristo Rey, el 21 de noviembre.
La simbología representada en la estatua y los dos ángeles reposan sobre un hemisferio de concreto que simboliza al universo, con sus meridianos y paralelos terrestres, esta semiesfera reposa sobre ocho columnas de concreto que representan a las ocho provincias eclesiásticas de México. Los ángeles arrodillados a los pies del monarca, le ofrecen las dos coronas: la del martirio y de la gloria.
La escultura mide 20 m de altura y pesa 80 toneladas y está localizada en la cima del Cerro del Cubilete, a 2,600 metros sobre el nivel del mar, al cual se llega por medio de un camino empedrado que rodea al cerro hasta llegar a una glorieta superior, que funciona como mirador y estacionamiento. Este recorrido es muy pendiente y con curvas muy cerradas. El Santuario, a los pies del Cristo, contiene varias piezas de arte, destacando una custodia de gran tamaño.
Vale la pena mencionar el museo Cristero, único en México, que reúne objetos, fotografías, entrevistas grabadas, música y biblioteca. Este museo que posee el acervo histórico de los principales actores de esta gesta, se encuentra en Encarnación de Díaz a cargo de su fundador, Alfredo Hernández Quesada.
Con información de http://www.mexicodesconocido.com.mx