La paciencia.

por chamlaty

Permitimos a la otra persona que diga todo cuanto está en su mente; la animamos a desahogarse y no la interrumpimos ni tratamos de corregirla en ese momento.

Una hora de escucha profunda de ese tipo reduce en gran medida el sufrimiento de la otra persona y la ayuda a sentirse más ligera. La paciencia es una de las señales del verdadero amor. Deberíamos esperar y encontrar, más tarde, el momento adecuado para ofrecerle la información que le ayude a corregir sus percepciones erróneas.

Y no intentaremos dársela toda de una vez, porque quizá no sea capaz de digerirla de un solo bocado y, por lo tanto, la rechace de plano.

Deberíamos ofrecerle la información en dosis mesuradas, lo suficientemente pequeñas como para que pueda asimilarlas y, finalmente, liberarse de las garras de todas esas percepciones erróneas.

Escuchar sin juicio también nos brinda una oportunidad de descubrir y corregir nuestras propias percepciones erróneas; cuando esto sucede, podemos disculparnos de inmediato ante la otra persona.

En el budismo, el bodhisattva Avalokiteshvara (también conocido como Quan Yin en chino, Kannon en japonés y Quan The Am en vietnamita) es el especialista en escuchar con bondad y compasión.

He aquí un recitado para esta práctica extraído del libro de cantos que utilizamos diariamente en Plum Village:

Invocamos tu nombre, Avalokiteshvara. Aspiramos a aprender tu modo de escuchar para aliviar el sufrimiento en el mundo. Tú sabes escuchar para comprender. Nos sentaremos y escucharemos sin prejuicios. Nos sentaremos y escucharemos sin juzgar ni reaccionar. Nos sentaremos y escucharemos para comprender. Nos sentaremos y escucharemos tan atentamente que podremos oír lo que se ha dicho y también lo que se ha dejado de decir. Sabemos que al escuchar profundamente aliviamos parte del dolor y sufrimiento del otro.

 

THICH NHAT HANH

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