Tienes un problema o el problema te tiene a ti? ¿Qué haces con él?
¿Permites que tome el control de tu vida o eres tú quien lleva el control?
“Yo no puedo evitar tener problemas en el trabajo, pero una cosa es segura: los problemas no pertenecen a la casa, ni a mi esposa, ni a mis hijos.
Así que simplemente los cuelgo en el árbol cada noche cuando llego a casa.
Luego en la mañana los recojo otra vez. Y lo asombroso es que, al salir a la mañana a recogerlos, no hay tantos como los que recuerdo haber colgado la noche anterior…”