San Juan de Ulúa es el nombre de una pequeña isla de México en la que se ubican la antigua fortaleza y el otrora puerto (también del mismo nombre). La construcción de la fortaleza fue planeada por los españoles al mando de Hernán Cortés el 22 de abril de 1519 en el contexto del descubrimiento de América y de los ataques piratas y corsarios de la época contra España.
El complejo e isla se hallan frente a las costas del golfo de México en la ciudad y puerto de Veracruz, en el estado mexicano del mismo nombre.
Situada frente al actual puerto de Veracruz, su origen está ligado a la fundación de la Villa Rica de la Vera Cruz.
Bajo las órdenes del tlatoani Moctezuma Xocoyotzin, el gran mayordomo huasteco Pínotl, el mayordomo de Mictlancuauhtla, de nombre Yaotzin, el mayordomo de Teuciniyocan, de nombre homónimo, y los guías Cuitlapíltoc y Téntitl se acercaron al barco de Grijalva con el pretexto de comerciar para conocer las intenciones de los recién llegados. Después de intercambios comerciales, los españoles prometieron volver.
El 22 de abril de 1519, Hernán Cortés desembarcó en San Juan de Ulúa y el Domingo de Resurrección tuvo el primer contacto con el calpixque de Cuextlan, llamado Teudile, y con el sacerdote de Yohualichan. Se intercambiaron regalos como símbolo de muestras de paz con el objetivo de conocerse. Los indígenas querían enterarse de las intenciones de los conquistadores españoles, y por su parte Cortés quería saber de la existencia de oro.
Frente a la isla se ubicaba un pequeño poblado, hacia el año de 1519, el cual se levantó con las tablas de los mismos navíos que habían naufragado o de barcos inutilizados después de recorrer el Atlántico por muchas ocasiones, lo que le valió el nombre de la «Ciudad de Tablas».
La isla sirvió primeramente de abrigo y muelle para los galeones que traían mercancías y viajeros de España a la recién conquistada isla. Desde la fundación de este puerto se supo que la navegación para llegar a él era difícil por los constantes nortes y huracanes. A pesar de esto, se consideró que era el mejor resguardo contra demás peligros naturales y los piratas, precisamente por el sistema de arrecifes que actúa como una barrera protectora.
Hacia 1535 se inició la construcción de la fortaleza, sobre todo con piedra de coral del lugar, con el fin de proteger del fondo a las embarcaciones por el mal tiempo, pero principalmente y junto con el desaparecido sistema de murallas y baluartes de la ciudad de Veracruz, para proteger a este importantísimo puerto de los ataques de piratas, corsarios y filibusteros. Con el paso del tiempo, San Juan de Ulúa se convirtió en la fortaleza más formidable de su tiempo en esta parte del hemisferio.
El 23 de septiembre de 1568, sus muros fueron testigos de la Batalla de San Juan de Ulúa en la que una armada de escolta, parte de la flota o Armada Española y a las órdenes del general Francisco Luján, batió a una flotilla de piratas corsarios ingleses bajo el mando de Francis Drake y John Hawkins.
Antigua vista de la Fortaleza y el Puerto.
Ya para comienzos del siglo XIX y al ser consumada la independencia mexicana del dominio de España en 1821, la fortaleza e isla se convirtieron en el último baluarte de la metrópoli por recuperar su antiguo dominio. La fortaleza capituló el 23 de noviembre de 1825.
Durante este mismo siglo, en este lugar se defendió la soberanía de la nación mexicana y también se le dio otros usos diferentes al de su función original. Fue ocupada por el ejército francés en la Guerra de los pasteles en el año de 1838 y por las tropas estadounidenses durante la Invasión estadounidense llevada a cabo hacia 1847. Posteriormente fue transformada en prisión para políticos. San Juan de Ulúa también fue sede del poder ejecutivo federal en 1915, cuando el entonces presidente, Venustiano Carranza, decide utilizar el edificio como sede de su gobierno durante algunos días.
Durante su época como prisión, San Juan de Ulúa se convirtió en uno de los lugares más temidos de su época en el país. Si bien ya se utilizaban algunas de sus instalaciones como penitenciaría en la época colonial, no fue sino hasta la segunda mitad del siglo XIX cuando se destinó el inmueble a este uso.
Diversos personajes de la historia de México estuvieron en sus celdas, entre los que se puede nombrar a Fray Servando Teresa de Mier y a Benito Juárez. El personaje más famoso que estuvo aquí fue Jesús Arriaga, popularmente conocido como Chucho el Roto, muy famoso durante el gobierno de Porfirio Díaz, sobre todo porque logró escapar más de una vez de sus muros.
Quizá la más famosa leyenda que se dice se suscitó en las celdas de la fortaleza fue la de La Mulata de Córdoba, quien, según la conseja, para escapar de la Inquisición pintó en los muros de su celda un barco que zarpaba hacia el horizonte, en el cual escapó.
Actualmente es un museo, con excepción de uno de los baluartes, que está ocupado por la Armada de México.
OBLIGADA SU VISITA CUANDO ANDEN EN EL PUERTO DE VERACRUZ.