Los seres humanos son como aquellas piedras que van en una corriente del río tratando de llegar al océano grande, comienzan su andar desde el punto en que se inicia la corriente, cuando empiezan son toscas, tienen picos, son deformes, nadie le encuentra belleza alguna,
sin embargo, al ir en la corriente, el movimiento y la fricción las va limando, las va puliendo, hasta que finalmente llegan a donde la corriente es tranquila y suave, entonces las piedras toscas ya se pulieron, están redonditas y brillantes y todos las quieren coleccionar, sin embargo, aun no están acabadas, siguen siendo piedras y algún día mostraran toda la belleza que guardan.
Así es el hombre, en la corriente de la vida, se encuentra con seres humanos que con sus picos, con sus defectos, aparentemente lastimara al que va al lado de él en la corriente, sin embargo ese aparente roce doloroso, solo es una manera de pulir aquel pico que sobresale y el rozamiento solo es el medio para que cuando lleguemos donde la corriente es suave, mostremos la belleza que guardamos, sin embargo aun seguimos siendo seres humanos y algún día mostraremos la verdadera belleza que cada quien lleva.
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