Un día, un joven jardinero persa le dijo a su príncipe:
– ¡Por favor, príncipe, sálvame! Encontré a la Muerte esta mañana y me hizo un gesto de amenaza. Tengo miedo. Esta noche quisiera estar en Ispahán para librarme de ella.
El bondadoso príncipe decidió prestarle sus caballos. Pero por la tarde, el príncipe se encontró con la Muerte y le preguntó:
– Esta mañana ¿por qué hiciste a nuestro jardinero un gesto de amenaza?
– No fue un gesto de amenaza – le respondió la muerte- sino un gesto de sorpresa. Lo veía lejos de Ispahán esta mañana… y debo llevármelo esta noche en Ispahán.
El gesto de la muerte, un cuento muy corto de Jean Cocteau
El gesto de la muerte, fuera una fábula, tendría moraleja, y sería esta:
Moraleja: «Lo único de lo que nadie ha conseguido escapar nunca es de la muerte»
Ciertamente, es imposible escapar de ella, y por esa razón tantas personas le tienen miedo:
La muerte es quien escoge el lugar y el momento: Es imposible escapar de la muerte. Por más que el jardinero intentó huir lo más lejos posible, la muerte se lo llevó igualmente. No solo porque no entendió su gesto. Esto nos lleva a preguntarnos: el destino ¿estará escrito?
El destino… ¿existe?: El escritor francés nos lleva a reflexionar acerca de la existencia o no del destino. Son muchos los que piensan que el destino lo vamos forjando con nuestras decisiones. Pero cuando se trata de la muerte, ¿existirá el destino? ¿Tendremos todos una fecha asignada, un número de días? ¿Un lugar y un momento?
Según esta historia breve, el jardinero sí tenía un destino y al intentar huir de la muerte, se encontró con ella y por supuesto, con su destino. El novelista Jean Cocteau por lo tanto sí es partidario de la creencia de que existe un destino relacionado con aspectos importantes de la vida entre las que está, por supuesto, la muerte.
¿Se puede intentar desafiar a la muerte?: El jardinero intentó desafiar a la muerte y evidentemente la jugada le salió mal. Muchos escritores han intentado recapacitar sobre el poder de la muerte sobre todos, indistintamente de la condición social, el sexo o la edad.
La conclusión de todos es la misma: es imposible vencer a la muerte. Es el único momento que no podemos elegir (siempre y cuando sea de forma natural y no provocada por uno mismo).