Pescaba un chacal en la orilla de un río cuando un cocodrilo asomó la cabeza y lo vio a lo lejos.
El cocodrilo no paraba de observar, esperando algún tropiezo del animal para darle caza en cuanto cayera al río. Pero el chacal, al ver al cocodrilo a lo lejos, decidió buscar otro lugar para pescar.
El cocodrilo, sin embargo, pensó que sería inteligente ir hasta la guarida del chacal y esperar allí a que regresara, así que salió del agua, aún sabiendo que en tierra era peor cazador.
El chacal regresó al cabo de unas horas, pero observó en la arena las huellas del cocodrilo, que justo terminaban en su guarida. Decidió entonces prender una gran hoguera y la madriguera se llenó de humo y grandes llamaradas. El cocodrilo salió corriendo, presa de pánico, intentando apagar el fuego que ya había prendido parte de su cuerpo.
Moraleja: «No es más listo el que ataca aún fuera de su elemento, sino el que de forma precavida sabe alejarse del peligro».