Algunos niños jugaban a la orilla del mar. Ellos hicieron castillos de arena y cada uno de ellos defendía su castillo, diciendo; ESTE ES EL MÍO.
Ellos vigilaban su castillo por separado no permitiendo que se los dañaran. Cuando todos terminaron sus castillos, un niño dio patadas en el castillo de otro y lo destruyó completamente. ¡El dueño del castillo montado en cólera, tiró del pelo al otro niño y lo empezó a golpear, gritando: HAZ DESTRUIDO MI CASTILLO! Los demás saltaron sobre ambos y empezaron a golpearse unos a otros, al terminar de pelearse volvieron a sus castillo, y volvieron a gritar cada uno ¡ESTE ES MI CASTILLO, NADIE SE ATREVA A TOCARLO!
Al llegar la tarde y anochecer, todos pensaron en regresar a sus casas y ya nadie se preocupó por sus castillos, por lo que cada uno empezó a destruir su propio castillo para posteriormente irse a sus casas.
Los castillos de arena son comparados con el cuerpo que ha sido objeto de codicia, con el DESPERTAR se convierte en una cosa para ser destruida y desechada.
PARÁBOLAS BUDISTAS.