Es muy importante que en la universidad del próximo siglo se dé una educación más integral. Una formación más integral y holística que ofrezca una educación humanística más sólida. La universidad tendrá que fortalecer los valores universales: la libertad, la justicia, la democracia, la naturaleza, la verdad, la paz, la familia, la comunidad.
La universidad cambiará también su forma de ser concebida; pensamos en la universidad como el lugar donde el profesor enseña y los estudiantes asisten para aprender. En primer término, la universidad será una organización para el aprendizaje sin límite de edades y condición, sin límite de tiempo y espacio, y con una base tecnológica y logística muy importante que deberá ser utilizada para propiciar ambientes de aprendizaje significativo.
La universidad tendrá un ambiente que ofrezca oportunidades para aprender y dejará de ser solamente el espacio físico en donde los profesores enseñen a los estudiantes
Aprender durante toda la vida es otro de los paradigmas actuales. Este aprendizaje continuo ya lo estamos viendo, y una muestra de ello son las personas jubiladas que vuelven a la universidad. Creemos que la diversidad de edades en las universidades va a ser cada vez más común. Pero también se está dando la diversidad de intereses por aprender aspectos muy específicos, por lo que la educación continua tendrá que incrementar su oferta y desarrollarse aún más.
El hecho de terminar una carrera o un postgrado no tendrá ya tanta importancia, sino más bien representará el término de una etapa en un continuo. Asimismo los profesores deberán aprender y actualizarse. Los profesores deben enseñar con el ejemplo, y si exigimos de los estudiantes el aprendizaje de por vida, tendrán que hacerlo también ellos. El conocimiento es un bien y una inagotable fuente de riqueza y aprender es la habilidad que se requiere para adquirir y utilizar ese conocimiento. Entonces aprender será el objetivo principal de una universidad, la que a su vez será la catalizadora del desarrollo en el mundo.