Hay un algo
dentro de nosotros
bello como el cielo
grande como el mar.
Son momentos en los que se tiene la sensación de estar solo ante los retos que presenta el camino de la consecución de cualquier objetivo que realmente merezca la pena. Realmente son momentos límites en los que se pone a prueba lo mejor de nosotros para continuar tirando hacia delante.
Y es justo en ese momento límite cuando ha de entrar el juego el motor más poderoso que poseemos los seres humanos: el motor del amor por las personas que más nos importan en la vida.