El porqué amamos tanto a nuestros hijos, el porqué se cuidan tanto a los niños y también el porqué los abuelos consienten tanto a sus nietos, tiene muchas implicancias en el seguir viviendo a través de ellos.
Ya la ciencia ha demostrado que no somos nada más que el producto de un mapa genético, a lo que se tiene que agregar el gran poder del espíritu.
El espíritu o energía de vida, nunca muere, va emigrando de cuerpo en cuerpo, que se puede conocer como reencarnación, purificación, evolución, purgatorio, o como se le desee denominar.
De hecho, nuestro espíritu o energía de vida, ha ido emigrando en varios cuerpos en una sola vida. El cuerpo de bebé desapareció, luego se convirtió en cuerpo de adolescente, que también desapareció, y así sucesivamente, nuestro espíritu ha ido viviendo o reencarnando varias veces en una sola vida.
Vale decir que nuestro cuerpo de cuando fuimos bebés murió, de la misma manera nuestro cuerpo de adolescentes también murió, pero nosotros, nuestro yo, nuestro verdadero yo, siguió viviendo.
Pero, así como no desaparece nuestro espíritu, nuestra esencia física también es casi eterna y puede perdurar por miles de años.
En los estudios arqueológicos y antropológicos se puede saber quien es el descendiente directo de una persona de los tiempos de Jesús o Buda. El código genético o ADN, se mantiene, la herencia o la parte física de las personas se mantiene.
Nosotros seguimos viviendo físicamente a través de nuestros hijos, nietos, bisnietos. Con los conceptos de la clonación ya se vienen entendiendo mucho más estos principios.
Eternidad, juventud eterna, origen de la palabra
Se busca la juventud eterna, pero, ¿Se busca realmente la eternidad?. Se dice que todos quisiéramos vivir en el cielo, pero lo malo es que hay que morirse para conseguirlo.
La palabra eternidad proviene del latín aeternitas, que significa algo que no tiene principio ni tiene fin. Pero, en la lengua española, también significa que es la vida perdurable después de la muerte.
Si se parte del hecho de que toda la vida tiene un origen común y que nosotros somos tan solo variaciones de dicho comienzo o principio, la vida continua luego de que todos mueren.
Los cuerpos se van desgastando, pero a su vez van perdurando en el tiempo en nuestra descendencia.
Los hijos merecen todo
Por ello, el gran interés intuitivo de darles a nuestros hijos lo que nosotros no tuvimos, de enseñarles todo lo que podamos, de brindarles todo el amor, porque realmente son nuestra extensión, nuestros nuevos cuerpos.
Por supuesto, sin sobre protegerlos, ya que lo que viene fácil, se puede ir fácilmente también. Todo en su justa medida y hacer que afronten retos.
Tu puedes ser eterno, vivirás por siempre.
Si podemos entender esto, sabremos que somos eternos, en la medida que podamos tener descendencia, de allí uno de deseos principales de la humanidad es tener hijos.
De la misma forma, en la medida de que algún ser humano pueda tener descendencia, ya que todos los seres humanos venimos de una misma raíz genética.
Por ello, somos capaces de hacer los mayores esfuerzos, sacrificios y hasta dar la vida por los niños y por supuesto por nuestros hijos, porque nuestra vida continua en ellos.
Esto es una realidad, nuestros genes, tanto de padre y madre, ya están allí, en ellos.
Claro, no todo es perfecto, algunas veces no se puede tener descendencia y muchas veces los hijos no son como el molde original de los padres, pero si podría ser como el molde del abuelo o bisabuelo, que finalmente es nuestro propio molde.
Sin embargo, en el objetivo último, realmente, lo que importa es la permanencia de la especie humana, como un bien común. Una sabia frase hindú dice: “Tus hijos no son tus hijos, son los hijos de la humanidad”.
Por ello, no debemos preocuparnos por la muerte, ya que nuestra vida continuará. El hecho de que querer que sea por nosotros mismos, es solo un defecto del ego. El ego es el principal escollo para la evolución personal.
Por ello, sigamos formando a los niños adecuadamente, sigamos apostando por la humanidad, vale la pena el esfuerzo, que al final, es un esfuerzo para nosotros mismos.
La eternidad es algo que podemos vislumbrar con optimismo viéndonos en el espejo de toda la humanidad.
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