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Muchas palabras podrían emplearse para explicar lo que comporta la atención de calidad al final de la vida de un enfermo, pero si tuviera que hacerlo con un solo verbo, ese sería acompañar.
Desde la teoría o lejanía, puede pensarse que es un verbo pasivo, que sólo indica “presencia al lado de”, y que el enfermo necesita otras soluciones y actuaciones con resultados prácticos y concretos (¿qué resultados y para quién?). La experiencia me dice otra cosa.