La muerte; un amanecer.

por chamlaty

grabado

La muerte de un ser querido nunca es fácil de aceptar. Desearíamos mantener a esa persona siempre a nuestro lado y la pena y el dolor de la pérdida nos ahoga y no nos deja respirar. Es necesario en esos momentos, si realmente queremos al fallecid@, tomar una actitud respetuosa y dejar partir a los muertos con un buen acompañamiento. Aceptar que ese ser ha finalizado su etapa a nuestro lado y que ahora debe continuar su viaje. Agradecer el tiempo que hemos pasado a su lado y no alimentar ese clima de dolor y tristeza que demoran su partida.

En el antiguo Egipto las personas se preparaban durante toda la vida para su muerte. ¡Qué diferente de hoy día donde todo parece confabularse para distraernos y que no pensemos en ese momento!

La mayoría de las tradiciones espirituales se fundamentaban en la creencia de la reencarnación. (El cristianismo creía en la reencarnación hasta el año 543 d.c., cuando el emperador Justiniano decidió cambiar las creencias establecidas en la época de Cristo). La reencarnación se basa en la idea de que es el Alma la que va pasando diferentes experiencias en múltiples cuerpos. La reencarnación nos desvela por qué es tan diferente la vida de las personas, unas tan sencillas y otras tan complicadas.

La ciencia tradicional no da pie a ningún tipo de creencias. La biología plantea una vida ligada a la existencia física, pero si nos fijamos en la naturaleza después del día siempre viene la noche, y después vuelve el día…En la naturaleza todo está regido por ciclos. ¿Por qué la vida no habría de estar regida por las mismas leyes? Recordemos: “La energía no se crea ni se destruye, se transforma”.

Adjuntamos un video  de Elisabeth Klüber Ross titulado ”La muerte un amanecer”.

Visto en http://www.pensamientoconsciente.com/

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1 comentario

Ma Auxilio Hernández Palma 4 noviembre, 2013 - 5:18 PM

La verdad resulta difícil, aceptar que ese ser querido ya no se encuentra con nosotros, pues ya no podemos abrazarlo, hablarle, en fin. Pero lo que es cierto es que debemos llevarlo en el corazón.

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