Podemos ser felices en cada rinconcito de nuestro hogar, en cualquier otro lugar que estemos, en cada paso que demos, con toda persona que nos acompañe. Si ponemos un poco de nuestra parte, la felicidad se convertirá en una meta alcanzable.
Sencillos truquitos o consejos para aprender a ser felices:
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La alegría se contagia: cuando una persona sonríe, está alegre y hace gala de su buen humor se produce una especie de «contagio emocional», de tal forma que las personas que están a su alrededor también se muestran más participativas y con ganas de pasarlo bien. La felicidad te acompañará si creas ese ambiente agradable allá donde vayas.
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Concéntrate en lo positivo: para sacar lo mejor de ti solo tiene que controlas las emociones que te desgastan (la inseguridad, el perfeccionismo, la desmotivación, etc.) y céntrate en las cualidades que te impulsan hacia adelante y te acercan a los demás. Si haces este entrenamiento personal y te esfuerzas en valorar las cualidades de quienes te rodean los momentos de felicidad vendrán solos.
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Vive el momento: no hipoteques tu felicidad. Cuando las personas deciden disfrutar de lo positivo que tienen en sus vidas «serenan la mente y posibilitan el disfrute de lo que sí tienen» sin sufrir por lo que no tienen.
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Valora las cosas sencillas: valora los pequeños gestos, disfruta de los placeres más sencillos y comparte tu buena actitud, porque cuanto más se da, más le queda a uno.
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Depende de ti: disfrutar al máximo de la compañía de los demás, del lugar en donde te encuentras o de cualquier cosa que haces. Para ello es esencial sentirte bien contigo mismo y aceptarte tal cual eres, el mejor signo de madurez. Convéncete de que como dice la canción, «hoy puede ser un gran días».
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Rescata el niño que llevas dentro: aparta las quejas y las críticas, las malas hierbas que impiden que las pnatas florezcan en tu jardín, y mira a tu alrededor con la curiosidad, los ojos y la sonrisa de un niño. Si te dejas llevar por la ilusión, esa fuerza que da sentido a todo lo que hacemos, seguramente disfrutarás como un niño/a probando nuevas recetas, haciendo regalos personalizados, etc. «Abona bien tus ilusiones y mañana disfrutarás de un hermoso jardín de realidades».
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Arropa a los tuyos: en momentos de incertidumbre, de negatividad, depresivos en la familia o entre amigos, en reuniones, intenta ser el primero en encarar el futuro con ilusión y lanzar mensajes positivos, de optimismo. Todos a tu alrededor se contagiarán de tu entusiasmo.
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Recupera las ilusiones perdidas: y tus sueños para no envejecer pronto. Las personas jóvenes de espíritu son, precisamente, aquellas que tienen más ilusiones que recuerdos. La posibilidad de realizar una ilusión o un sueño hace que la vida sea más interesante.
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Encuéntrale el lado positivo a la nostalgia: que te dé fuerzas para hacer planes, que te recuerde quién eres, que te haga apreciar lo que tienes.
A estos consejos o truquitos los encontré en una revista como «claves para ser feliz» dadas por una terapeuta , me encantaron, me ayudarán muchísimo y espero que a ustedes también.
Para aplicarlos en cada momento de nuestra vida.