Nuestra vida es un río en constante movimiento, ningún día es igual a otro. A veces nos aferramos a una piedra intentando permanecer en el mismo lugar, pero nuestro entorno sigue transformándose.
El cambio es inherente a nuestra vida. Cambiamos internamente, cambia nuestro cuerpo, transformamos nuestras metas, evoluciona nuestra familia, nuestro trabajo nos plantea nuevos retos y demandas.
La experiencia de cambio nos abre la posibilidad de aprendizajes y gratificaciones novedosas, nos genera sentimientos de ilusión y curiosidad. Aún en situaciones de cambio que no dependen de nuestra voluntad y que nos duelen, podemos encontrar insospechadas oportunidades de desarrollo.
Sin embargo, a pesar de los muchos beneficios que se puedan visualizar de una situación de cambio, a la vez, nos genera de una u otra manera ansiedades, las cuales pueden ser difíciles de manejar, particularmente cuando debemos enfrentar cambios drásticos y sorpresivos. Estas ansiedades provienen principalmente del temor a perder lo conocido y vivir experiencias desconocidas. El temor frente a lo desconocido produce en grupos e individuos una resistencia al cambio, que muchas veces obstaculiza de manera importante, un adecuado desarrollo de nuevos proyectos y metas.
Frente a la pérdida de una situación conocida, solemos enfrentar los procesos de cambio pasando por las siguientes etapas:
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Negación: se nos dificulta creer y aceptar que la situación de cambio esté sucediendo y muchas veces actuamos como si nada estuviera pasando, tenemos la sensación de que nuestros sentimientos están como congelados pues sospechamos que no estamos reaccionando a la situación.
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Molestia: afloran sentimientos de enojo con la situación o con quienes identificamos como provocadores de la situación de cambio. Nos concentramos en las dimensiones negativas del cambio, se agudizan las resistencias y se nos dificulta realizar los ajustes para adaptarnos a la nueva situación.
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Aceptación: empezamos a tomar conciencia de que la nueva situación es una realidad ineludible y que a pesar de estar molestos y resistentes debemos enfrentar el cambio. Realizamos un esfuerzo por focalizar consecuencias positivas del cambio.
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Negociación: Aceptada la nueva situación iniciamos un proceso de generación de alternativas, planteamos, negociamos y ensayamos estrategias para adaptarnos exitosamente a la nueva situación.
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Aprendizaje: cosechamos aprendizajes para nuestro crecimiento personal y visualizamos las oportunidades que nos ha abierto la situación de cambio.
Una vez que atravesamos lo que parecía un abismo entre la situación anterior y la nueva, los sentimientos de incertidumbre, temor y enojo ceden lugar a la ilusión por construir nuevas rutas. La aceptación y discriminación de nuestros sentimientos frente a las experiencias de cambio, así como el esfuerzo por visualizar las oportunidades que nos abren, son un motor fundamental para una adaptación creativa y satisfactoria a los cambios que nos plantea nuestra vida.
Visto en http://www.radiodos.com
1 comentario
No hay duda todos tenemos miedo al cambio, miedo a lo desconocido, a la tecnología cuando no se conoce, a la innovación, sin embargo si queremos seguir avanzando debemos ser generadores del cambio, las cosas se resolveran cada una en su tiempo, en su momento, siempre pensando positivamente, podemos caernos pero sabemos levantarnos y seguir avanzando, necesitamos personas generadores del cambio, de lo contrario nos vamos a quedar estancados y todo va a seguir igual.