Existen personas que no son capaces inconscientemente de disfrutar de la vida, ya que simplemente se pasan la vida sufriendo: no saben vivir sin sufrir, a pesar de que la realidad no sea verdaderamente como ellos la perciben.
Especialmente porque muchos problemas o son productos de la propia imaginación, no tienen la importancia que en verdad les damos, o no aplicamos la solución adecuada.
Estar tan pendientes de problemas que no tienen importancia nos impide disfrutar del día a día, de la propia Vida, y en definitiva de esas pequeñas cosas que marcan y forman parte de nuestra existencia.
La principal cuestión a tener en cuenta tiene una relación directa con el mantenimiento de una percepción correcta y real de las distintas situaciones que se suceden en nuestra vida, tratando de solucionar aquellos problemas que podamos, y los que sencillamente no lo tengan, solucionarlos en nuestro interior, olvidarnos de ellos y dejarlos pasar.
En esta ocasión tiene una especial importancia una frase muy recurrente en estos casos pero que, en definitiva, cuenta con una verdad absoluta fundamental: si las cosas tienen arreglo, ¿para qué te preocupas? y, si verdaderamente no las tienen, ¿para qué te preocupas?.
¿Cómo pensar en positivo?
Si deseamos comenzar a pensar en positivo, existen una serie de técnicas y de estrategias que nos ayudarán, aunque desde un primer momento debemos tener en cuenta que lo importante no es lo que nos suceda, sino lo que en definitiva pensemos de ello.
Si nos damos cuenta, el pensamiento que tenemos es algo previo a las emociones, de tal manera que ese pensamiento repercutirá luego en que nos sintamos bien o mal.
Es una buena idea empezar a ser mucho más objetivos, conociendo, analizando y descubriendo cada uno de nuestros pensamientos (en especial aquellos que nos hacen daño y nos repercuten negativamente), para así poder controlarlos y ponerlos a nuestro servicio.
Aunque la realidad que vivamos sea difícil, podemos sentirnos bien, y siempre que nos ocurra algo negativo, podemos sentarnos y pensar -por un segundo- en la realidad del hecho en sí, y luego finalmente ser objetivos.
Ésta será la clave para comprender realmente lo que nos ha sucedido, con perspectiva, y lo que podamos hacer al respecto.
¿Para qué dar importancia a pensamientos y problemas que sólo nos repercuten negativamente?
Escrito por Christian Pérez
Visto en http://reflexcionaycambia.blogspot.mx