Había una vez, un pájaro semillero que estaba muy enfermo para poder migrar con su familia al acercarse el invierno.
Tomo una decisión y les dijo: vayan, vuelen sin mi, estoy muy enfermo y no podré lograrlo. Toda su familia se marchó y migraron a tierras más cálidas para pasar el invierno.
El semillero enfermo, al ver q el invierno se acercaba, voló hacia un sauce y le pregunto:
querido amigo sauce, ¿puedo resguardarme en tus cálidas hojas y ramas para poder sobrevivir al invierno? El sauce muy engreído y egoísta le dijo que no, y así, el pobre semillero voló hacía las ramas de un roble y le hizo la misma pregunta.
Una y otra vez, el semillero voló hacia otros árboles y tristemente recibió la misma respuesta que el sauce le dio.
Cansado y adolorido decidió hacer un último intento y voló hacia las raíces de un pino, y con un trinar cansado, repitió su pedido.
Este respondió: en mi sólo encontrarás espinas finas y puntiagudas, no sé si pueda ayudarte pero… si, puedes quedarte conmigo.
Asombrosamente, el pajarito, sobrevivió el invierno y logró reunirse de nuevo con su familia. Dios que todo lo ve, en su infinita sabiduría y viendo el egoísmo y crueldad de los demás arboles, decidió castigarlos, y es por eso, q en el invierno, todos los árboles pierden sus hermosas hojas, menos el amable Pino.