Cuentan que un día, una mujer salió a regar sus plantas al jardín cuando de pronto vio llegar a tres ancianos de larga barba blanca. Pasaron sin más por la puerta de la verja y se sentaron en el césped. Ella, extrañada, se acercó y preguntó:
– Perdonen ustedes… No les había visto antes por aquí. ¿Son vecinos recién llegados?
Uno de los ancianos, el que estaba más al a izquierda, la miró y dijo:
– No, señora. No somos de aquí. Hemos venido de visita.
– Vaya, en ese caso… Acabo de terminar de hacer la comida. Si lo desean, pueden quedarse a comer con nosotros. Vivo con mi marido y mi hija pequeña, y será un placer compartir con ustedes el guiso.
Los tres ancianos, halagados por tanta cordialidad, sonrieron, se miraron entre sí, y justo el que estaba en el medio dijo:
– Ojalá pudiéramos entrar a comer los tres, pero por desgracia sólo podrá entrar uno.
– ¿Sólo uno? Hay comida para todos… No lo entiendo.
– Verá… – se apresuró a decir el anciano- En realidad somos Amor, Riqueza y Éxito. No puedes elegirnos a los tres. Sólo puedes elegir a uno de nosotros.
La mujer, algo extrañada, dijo:
– Está bien… Entonces, lo consultaré con mi marido y mi hija.
Entró en la casa. Allí estaban su marido y su hija pequeña.
– Atended bien, necesito vuestro consejo. os lo creáis o no, afuera hay tres ancianos que aseguran ser el éxito, la riqueza y el amor. Uno de ellos comerá con nosotros, pero debemos decidir quién…
– Pero mujer, ¿estás enferma? ¿Cómo va a ser eso posible? ¿No te lo estás inventado? ¿Es una broma?
– No, no… Yo les creo. No tienen pinta de mentirosos…
– Si fuera cierto, que lo dudo, sin duda debería entrar la riqueza. ¡Imagínate tener siempre todo el dinero del mundo! ¡Qué maravilla!
– ¿La riqueza?- preguntó la mujer- ¿No sería mejor el éxito? ¡Todos los vecinos nos admirarían! Querrían constantemente estar con nosotros y nos invitarían a todos lados…
La hija, que escuchaba con atención, les interrumpió:
– ¡Papá! ¡Mamá! A mí siempre me habéis dicho que el amor es lo más importante en la vida…
La pareja se miró avergonzada. Su hija tenía razón.
– Tienes razón, hija, debemos invitar al Amor, aunque sigamos siendo pobres y poco valorados por los vecinos… – dijo el padre- Al menos, no nos faltará el amor y nos mantendremos unidos.
El hombre salió de la casa y se presentó a los ancianos.
– Bien, nuestra hija nos ha hecho entender lo importante que sería para nosotros que se sentara a nuestra esa el señor Amor. Por favor, venga con nosotros.
El anciano se levantó y siguió al hombre al interior de la casa. Al ver a la niña sentada en la alfombra, le guiñó un ojo. Pero nada más sentarse a la mesa, los otros dos ancianos llegaron a su lado. La mujer les miró extrañada.
– Pero… ¿No dijeron que sólo podíamos invitar a uno de los tres?
– Así es- respondió el Amor- Si hubierais invitado a Riqueza o Éxito, ninguno de los dos restantes estaríamos aquí. Pero ellos siempre van junto al Amor a todas partes. No hay Amor sin éxito y riqueza.
Y así fue cómo la familia consiguió, tras la buena decisión de la pequeña, amor, riqueza y éxito en la vida.
Moraleja: «Invita al amor a tu vidas y tendrás riqueza y éxito en abundancia»
(‘Los tres ancianos’ – Fábula popular)
El amor es la base de todo lo demás: Así es. El mensaje central de esta fábula o cuento de Los tres ancianos es que el amor es el valor fundamental, y que la riqueza y el éxito verdadero sólo tienen sentido si el amor está presente. Cuando la familia de esta historia elige al Amor, también reciben a la Riqueza y al Éxito. Esto simboliza que una vida llena de amor crea las condiciones para atraer el bienestar material y el reconocimiento. Es una enseñanza sobre el orden correcto de prioridades en la vida.
La sabiduría de los más pequeños: Es curioso cómo en el cuento de Los tres ancianos, es la hija pequeña quien, con una visión pura y sin estar cegada por el deseo de dinero o estatus, recuerda a sus padres lo que realmente importa. A veces los niños, con su honestidad y sencillez, ven verdades esenciales que los adultos olvidan. Este mensaje resalta el valor de escuchar a los más jóvenes o a quienes aún conservan la inocencia.
«La riqueza y el éxito verdadero sólo tienen sentido si el Amor está presente»

