Leyenda ‘Por qué los monos son ágiles’

por chamlaty


Hace mucho, mucho tiempo, los simios no eran animales tan ágiles como hoy los conocemos. Eran torpes y algo rechonchos. Dormían en las ramas de los árboles y el resto de animales a menudo se burlaban de ellos.

Existía alguien que especialmente disfrutaba gastándoles bromas. Se llamaba Sankhambi. Era un ser menudo pero muy veloz, ágil y astuto. Le encantaba tirar de la cola a los monos y hacerles de rabiar. Ellos, por su parte, le arrojaban desde lo más alto frutas y semillas para ahuyentarlo.

Resulta que a Sankhambi un día se le ocurrió lo siguiente: fue a ver a los monos y les dijo:

– Amigos, quiero hacer las paces con vosotros. Para ello, he decidido contaros un secreto.

Como los monos siempre fueron muy curiosos, pegaron bien la oreja, a pesar de la desconfianza. Y Sankhambi continuó diciendo:

– Conozco un lugar en donde podréis encontrar la miel más dulce. Está en una cueva, y yo os puedo llevar.

Los monos decidieron creerle y le siguieron por una montaña hasta una cueva.

– Debéis entrar por aquí y al fondo, encontraréis la miel- dijo Sankhambi.

Los monos, deseosos de probar aquella miel, entraron sin temor. Y cuando llegaron al final, Sankhambi empezó a saltar desde la entrada para hacer temblar el techo y las paredes.

– ¡Cuidado, que hay temblores!- gritó desde la entrada de la cueva Sankhambi- ¡Sujetad bien el techo con las manos y no os mováis hasta que os diga!

Los monos, asustados, hicieron lo que Sankhambi les dijo. Por su parte, en tunante de Sankhambi, aprovechó para irse sin más. Dos días estuvo a sus anchas por el hogar de los monos, mientras que los simios, con los brazos cansados y las piernas entumecidas, seguían sujetando con todas sus fuerzas el techo.

Uno de ellos, con los brazos y los dedos de las manos temblorosos, decidió ir soltándose del techo… ¡No podía más! Primero un dedo, luego el otro…

El resto de compañeros le miraban con terror, y entonces se dio cuenta de que todo había sido un engaño. Los monos cambiaron de posición, y al bajar los brazos, se dieron cuenta de que habían cambiado. Eran largos y flexibles, como sus dedos. También las patas eran más largas y mucho más fuertes.

Desde entonces, los monos se convirtieron en animales muy ágiles y por supuesto mucho más inteligentes. El astuto Sankhambi no pudo conseguir engañarles de nuevo.

‘No hay mal que por bien no venga’, que dice el refrán, y que viene a explicar que las experiencias (aunque sean malas) nos enseñan y nos consiguen cambiar para bien. Es el caso de nuestros protagonistas, los monos, que a pesar del engaño de Sankhambi, logran aprender la lección y de paso, convertirse en animales mucho más ágiles y prudentes:

Aprender de nuestros errores, primera lección: No importa tropezar si con ello aprendemos una valiosa lección. Es lo que pasa en esta leyenda de por qué los monos son ágiles. Los simios, antes torpes e imprudentes, aprenden a ser menos confiados y más inteligentes. Además, esta experiencia también les cambia físicamente y se convierten en animales más ágiles.
Las experiencias nos cambian. Los errores también. Si conseguimos aprender de ellos, estaremos mejorando y evolucionando en la vida.

«No importa equivocarse. Lo importante es aprender del error. Eso es lo que nos hace evolucionar en la vida»

Prudencia frente a los engaños: La única manera de protegerse de los embaucadores como el Sankhambi de esta leyenda de Por qué los monos son ágiles, es la prudencia. Desconfiar de las bonitas palabras, de los supuestos regalos, de todo lo que parezca demasiado atractivo… Desconfiar de aquello que el sentido común advierte como peligroso. No olvides nunca escuchar la voz de la conciencia y sobre todo la voz del sentido común y la prudencia.

«La prudencia nos ayuda a protegernos de los embaucadores.»

 

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