El león y la astuta liebre.

por chamlaty

En la selva todos los animales vivían atemorizados por culpa del león, que era insaciable y malvado. Todos los días salía de caza, y no solo mataba animales para comer. También si le molestaban. Tal es así, que en la selva comenzaron a conocer a este león con el nombre de ‘Garra-terrible’.

Cansados de esta gran amenaza, los animales de la selva se reunieron y acordaron una posible solución: entregarse uno de los animales cada día con la condición de que el león no matara más.

Al león le pareció una propuesta razonable. Así no tendría que molestarse en salir de caza, aunque comería menos, porque la condición era que solo podía comer un animal al día. Aún así, aceptó la propuesta.

Los animales fueron cumpliendo su pacto y cada día uno de ellos, elegido al azar, se encaminaba a la guarida del león, dispuesto a entregarse. Hasta el día en el que le tocó el turno a la liebre. La liebre, según se dirigía al lugar en donde vivía el león, pensaba:

– No entiendo por qué tengo que entregarme al león. No es justo que tenga que devorar un animal cada día. Seguro que existe la forma de remediar esto…

Y pensando y pensando, a la liebre se le ocurrió una idea.

Lo primero que hizo fue demorar el paso, de tal forma que tardó mucho en llegar hasta donde estaba el león. ‘Garra-terrible’ estaba muy enfadado:

– ¿Cómo osas llegar tarde a mi encuentro?- rugió lleno de ira el león- ¡Serás devorado de inmediato! Pero… ¡qué pequeño eres! Contigo me quedaré con hambre…

Entonces, dijo la liebre:

– Verás, ‘Garra-terrible’… llego tarde por lo siguiente: resulta que como sabíamos que yo era pequeño, venían cuatro más como yo conmigo. Pero por el camino nos encontramos otro león más temible aún que tú y devoró a mis cuatro hermanos. Yo le pedí que no me comiera, porque había otro león más fiero que él que tenía que comerme. Y ese león entonces se enfadó y dijo que no podía haber nadie más temible que él, que eso tendrías que demostrarlo. Y que te llevara hasta su fortaleza para comprobarlo. Yo ya le dije que no sabía si ibas a querer ir a su fortaleza…

– ¿Cómo?- gritó entonces ‘Garra-terrible’- ¿Un león más fuerte que yo? ¡Imposible! Claro que iré a verle, y a derrotarlo. Aquí no puede haber ningún león más que yo. ¡Llévame ahora mismo hasta ese impostor!

La liebre llevó entonces al león hasta un lugar de la selva en donde sabía que había un pozo. Pero antes de llegar le dijo:

– Debes tener cuidado con ese león porque vive en una fortaleza. Está allí, y seguro que está dentro de ella. Deberás asomarte para verle bien.

El león se acercó al extremo del pozo. Las aguas eran tan claras que vio nítido su reflejo:

– ¡Ahí está! ¡Ya le veo! ¡Y me está haciendo burla!

‘Garra-terrible’ rugió, y al comprobar que el otro león también rugía, se lanzó sin pensar a por él. Cayó con estrépito en el agua y terminó ahogándose. La liebre regresó dando brincos de felicidad para dar a todos la buena noticia.

Moraleja: «Más vale inteligencia que fuerza»

(El león y la astuta liebre – Fábula india)

Utiliza la astucia y la inteligencia para salir de un problema: Frente al miedo o pánico paralizador que te pueda generar un problema, ante los impulsos de ira que te invitan a usar la fuerza, respira hondo e intenta pensar con claridad en una solución inteligente. ‘Más vale maña que fuerza’, que dice un fantástico refrán. Y es cierto: los problemas se solucionan mediante la inteligencia y la astucia, no por la fuerza. Así es como consiguió la liebre escapar de las garras de su verdugo.

Piensa en ti pero también en los demás: En ‘El león y la astuta liebre’, la liebre no solo se libró del fatal destino, sino que además buscó la forma de terminar de una vez con todas con ese problema que atemorizaba a todos los animales de la selva. Pensó también en el resto de animales y fue muy generoso y solidario con todos ellos, librándolos también de la amenaza del león.

La vanidad y la soberbia te hacen perder la razón: En ‘El león y la astita liebre’, el león al final acabó cayendo en la trampa gracias a su vanidad y soberbia, dos emociones negativas que anulan la razón. Estaba tan enfadado con que otro león pudiera ser más poderoso que él, que ni se dio cuenta de que lo que observaba no era otra cosa que su propio reflejo.

La necesidad siempre de la prudencia y de la humildad: El león no hubiera caído en la trampa si hubiera sido precavido y humilde. El sentido de la prudencia es un valor que puede librarte de muchos riesgos y la humildad también ayuda a pensar con mucha más claridad.

«La vanidad y la soberbia te hacen perder la razón»

 

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