Las dos cabras.

por chamlaty

Dos cabras paseaban por un monte dividido por un río. Ambas habían dejado sus rebaños porque querían explorar mundo. Solo que una de las cabras estaba a un lado del río y la otra justo en el lado contrario.

El río podía cruzarse por un tronco que lo atravesaba de parte a parte. Este tronco unía las dos colinas.

Las dos cabras decidieron pasar al mismo tiempo por el viejo tronco, con la mala fortuna de encontrarse justo en el medio. Entonces, se miraron desafiantes:

– ¡Aparta de mi camino, cabra! ¡Tengo que pasar y yo soy más fuerte! – dijo una de las cabras.

– ¿Por qué tengo que apartarme yo?- contestó impasible la otra cabra- No eres más fuerte. Ni por supuesto, tampoco eres más terca que yo.

– Si no te apartas, no podremos pasar ninguna- Le dijo entonces la primera cabra.

– Pues por eso, lo mismo digo, así que más vale que te apartes de mi camino– contestó testaruda la otra cabra.

– Te he dicho que no… ¡déjame pasar!

– ¡Pasaré yo antes!

– ¡Que no!

– ¡Aparta ya de una vez!

– No y no. Aparta tú.

Así estuvieron un buen rato las dos cabras testarudas, sin ceder ninguna de ellas ni un poquito. Al final, cansadas, las dos intentaron pasar a la fuerza, golpeando a la otra con los cuernos. Y como las dos tenían la misma fuerza, acabaron cayendo al río.

Las cabras fueron arrastradas por la corriente del río y nunca nadie más las volvió a ver.

Moraleja: «Más vale ceder en el momento justo antes de acabar perdiendo una gran oportunidad. La terquedad no es buena consejera».

(‘Las dos cabras’ – Esopo)

Tendemos a pensar que tenemos la razón y debemos permanecer firmes hasta el final. Y sí, en cierta manera debemos defender nuestra postura, pero con ciertos límites. Por ejemplo, también hay que aprender a ceder y a olvidarnos en determinadas circunstancias, del orgullo.

Una retirada a tiempo, puede ser una victoria: Los más inteligentes saben que una retirada a tiempo puede ser una gran victoria. Que a veces hay que dar un paso atrás y que eso no significa una derrota. Que es más importante resolver un problema que hacernos ‘respetar’ e imponer nuestras ideas.

El orgullo puede ser un enemigo: En esta fábula, las dos cabras eran igual de testarudas, y lo peor de todo es que ninguna de ellas quería ceder. La falta de diálogo, el orgullo de ambas y la carencia de humildad, hicieron el resto. Al final ninguna consiguió su objetivo y terminaron en el agua.

La disputa sí tenía solución: Si las dos cabras hubieran sido inteligentes, o al menos una de ellas se hubiera agachado para que pasara la otra y ambas habrían alcanzado el otro extremo. Hubiera sido una gran victoria para las dos y hubieran solucionado su problema. No te dejes llevar por la soberbia ni la testarudez y escucha, dialoga y si es necesario, cede. No pierdas de vista el objetivo y busca todas las posibilidades posibles para alcanzarlo.

«El orgullo puede convertirse en tu peor enemigo.»

 

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