Cuenta una leyenda italiana que hace mucho, pero muchísimo tiempo, existió un héroe troyano, un guerrero muy famoso de nombre Eneas. Él era hijo de una mujer muy bella, Venus, y de un príncipe, Anquises.
Pues este valiente guerrero, Eneas, fundó una floreciente ciudad: Alba Longa, situada en la orilla izquierda del río Tíber. Fue el comienzo de una dinastía de reyes. Sus descendientes reinaron en esa ciudad hasta que dos hermanos se disputaron el trono. Uno de ellos consiguió vencer y condenó a la hija de su hermano, llamada Rea Silvia, a ser sacerdotisa para que no pudiera tener hijos que disputaran el trono a los suyos.
Pero el dios Marte (dios de la guerra), al enterarse de esto, decidió tener hijos con Silvia. Y así nacieron dos gemelos: Rómulo y Remo.
Rea Silvia tuvo miedo de que su tío malvado hiciera daño a los niños y les depositó en una canasta, dejándoles a merced del río Tíber, con la esperanza de que alguien los encontrara y los pudiera cuidar. Y así fue: casi en la desembocadura del río, antes de llegar al mar, una loba, Luperca, encontró a los bebés y decidió adoptarlos. Amamantó a los pequeños junto a sus lobeznos hasta que crecieron. Les dio cariño, calor y les enseñó a sobrevivir en la montaña.
Los niños pensaron que era su madre real, y los lobeznos, sus hermanos.
La loba se dio cuenta de que los gemelos debían volver con los humanos, y los llevó hasta la casa de unos pastores. Ellos decidieron cuidarles durante toda la infancia y adolescencia. Allí, Rómulo y Remo pudieron estar a salvo hasta que se hicieron mayores. Entonces, regresaron a la ciudad de Alba Longa y al fin pudieron conocer su verdadera identidad.
Lo primero que hicieron los gemelos, al enterarse de todo lo que había pasado, es devolver el trono al hermano bueno, Numitor, y destronar al hermano malo de sus dos tíos. Y en la ribera derecha del río Tíber, el lugar en donde la loba Luperca les amamantó y cuidó de bebés, fundaron una ciudad que fue creciendo y aumentando en riquezas sin parar.
A esta ciudad la llamaron Roma.
Esta leyenda está considerada como la historia de la fundación de Roma, la capital de Italia. Es una bella leyenda sobre la que también podemos reflexionar sobre un tema muy interesante: el de las adopciones.
La leyenda cuenta cómo la verdadera madre de Rómulo y Remo tuvo que dejar partir, con todo su dolor, a sus dos hijos para proteger su vida y cómo otras dos madres les cuidaron y amaron para darles todo lo que necesitaban.
Los hijos son aquellos que se aman y cuidan desde el corazón. Existen madres que han tenido a sus hijos de forma física y madres que no tuvieron un parto pero sí un hijo gracias a la adopción.
Una madre al fin y al cabo es aquella que ama, cuida y educa a sus hijos.