Trabajaba un zapatero remendón todos los días de forma inagotable. Con la ventana abierta, se le oía cantar muy alegre una canción, que acoplaba de forma rítmica al golpeteo del martillo y de los clavos. Era sin duda un hombre feliz, a pesar de su humilde hogar y sus escasas pertenencias.
Sin embargo, junto a él vivía un rico banquero, que a pesar de tener mucho dinero, no podía dormir por las preocupaciones que conllevaban su cargo. Y el hombre estaba agotado y escuchaba con algo de envidia el canto feliz del zapatero.
– ¡Si pudiera comprar el sueño en el mercado para poder dormir!- decía apenado el banquero, mientras escuchaba la deliciosa canción de su vecino.
Un día, le preguntó al zapatero:
– Perdone, vecino, nunca le pregunté… y como le escucho cantar tan feliz cada día, ¿cuánto gana usted al año para estar tan contento?
– ¿Al año?- respondió sorprendido el zapatero- Nunca me lo planteé… gano algunos días lo suficiente para comprar comida y sobrevivir, y con eso me vale.
– ¡Vaya! ¡Sorprendente! – respondió el banquero son entender muy bien cómo podía entonces aquel hombre estar tan contento y dormir tan bien.
Al banquero le cayó muy bien su vecino, y un día decidió regalarle una bolsa llena de monedas de oro.
El zapatero, muy agradecido, corrió a esconder el dinero, enterrándolo bajo un árbol. ¡Nunca había tenido tanto dinero! Pero sucedió que entonces, el zapatero dejó de cantar, porque estaba constantemente pensando en la bolsa con monedas de oro… Y poco a poco, dejó de dormir, preocupado por si alguien le robaba el dinero. Y un buen día, desesperado, tomó la decisión: desenterró la bolsa con monedas de oro y se las devolvió a su vecino:
– Tome usted, buen hombre. Yo le agradezco mucho el regalo, pero prefiero vivir tranquilo y dormir sereno. Y sobre todo, prefiero recuperar la alegría.
Moraleja: «La riqueza suele conllevar una carga muy pesada que resta felicidad»
(‘El zapatero remendón y el banquero’ – La Fontaine)
El peso de la responsabilidad: A mayor responsabilidad en un cargo, mayor carga de preocupaciones. Lo mismo pasa con el dinero, que las riquezas nos llevan a sentir miedo por perder lo que tenemos. Sin embargo, cuando tienes lo justo para vivir, no tienes ese miedo de perder nada. De ahí que la vida resulte más ligera.
Y ojo, que en la fábula no hablan de pobreza, que sin duda nos lleva a sufrir más, sino de vivir con lo justo y no más. Un exceso de riquezas, puede llevar a dejar de disfrutar de la sencillez de la vida y a llenar nuestra vida de pesadas cadenas invisibles. Como siempre, nunca hay que generalizar. Las fábulas solo muestran una ‘tendencia’.
«A mayor responsabilidad… mayores preocupaciones.»
Si algo te quita el sueño, deshazte de ello: La verdad es que la solución que propone en esta fábula Jean de La Fontaine es compleja, y no todo el mundo estará dispuesto a seguirla. La forma de volver a dormir tranquilo y a recuperar la alegría es deshaciéndose de aquello que nos ahoga y nos hace infelices, aquello que nos quita el sueño. En el caso del zapatero remendón, era esa bolsa de oro que le regaló su vecino.
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