Un día una rana recibió la visita de una tortuga marina que se asomó al pozo donde la rana vivía.
– ¡Hola!- le dijo la rana– Si quieres, ven a mi pozo, es el mejor lugar que encontrarás jamás.
La rana, orgullosa del lugar donde vivía, comenzó a explicar a la tortuga las maravillas de su pozo:
– En este lugar se está siempre ‘fresquito’, con una buena humedad. Salgo y entro cuando quiero. Puedo salir y saltar por los alrededores y regresar a descansar en las hendiduras de las rocas. Cuando me apetece, chapoteo en el agua, con la cabeza bien alta, y también puedo andar sobre el lodo con el barro hasta los tobillos. Los renacuajos y los cangrejos me envidian… ¡Soy el señor de este pozo! ¿Por qué no vienes aquí a pasar un rato?
La tortuga hizo ademán de avanzar, pero nada más mover una pata, notó que ésta se enredaba con la vegetación que cubría el pozo. Entonces, reflexionó y dijo:
– Yo vivo en el Mar del Este… un lugar tan inmenso que la vista no puede alcanzar el horizonte. Miles y miles de kilómetros de agua repleta de suculentos manjares. Puedo salir a la orilla y pasear bajo el cálido sol del atardecer y volver a mi refugio húmedo de algas suaves y pequeños peces que me hacen cosquillas. Sobre la tierra a veces hay inundaciones y otras sequía, pero el mar siempre es el mismo y soy feliz en él…
La rana enmudeció y de pronto se sintió avergonzada. Su pozo ante aquella descripción, era realmente insignificante.
Moraleja: «No presumas demasiado de lo que tienes si no conoces nada más»
(‘La rana en el pozo’ – Zhuang Zi)
Sin duda, todos pensamos que nuestro mundo es el mejor, pero muchas veces se debe a que no conocemos otro…
Ante lo desconocido, mejor un poco de humildad: El problema de la rana es que estaba tan orgullosa de su pozo que no dudaba en presumir de él ante todos. Pero antes debería haber demostrado algo más de humildad, ya que de hecho ese pozo es lo único que ella conocía. El desconocimiento a veces nos hace pecar de ingenuos y sí, también de vanidosos.
La importancia del conocimiento: En ‘La rana en el pozo’, la rana no hubiera tenido este problema de haber conocido más rincones. Si hubiera visto el mar, sabría que su pozo puede ser acogedor pero un tanto pequeño… y podría comparar unos lugares con otros. El conocimiento es muy necesario para poder formarnos una realidad más completa. El que no conoce, solo puede hablar de su realidad, pero nunca presumir de ella como si fuera la única y la mejor.
«El desconocimiento nos hace pecar de ingenuos… y vanidosos.»