Por qué los perros viven con las personas, una preciosa leyenda africana.

por chamlaty


Cuenta una leyenda muy antigua de Benin que hace mucho, pero que mucho tiempo, vivía en este lugar el rey de los animales. El rey era amable y bondadoso y los animales que vivían allí, le adoraban. Todo se desarrollaba con armonía, hasta que un día, la reina enfermó.

El rey de los animales mandó llamar a todos los médicos y curanderos del país, pero ninguno conseguía averiguar qué le ocurría a su mujer ni cómo ayudarla para que sanara.

Desesperado, el rey mandó llamar a todos los animales, por si alguno podía encontrar un remedio para la enfermedad de la reina.

El elefante, que había conocido muchos lugares del continente, dijo al fin:

– Conozco unas hojas que pueden curar a la reina, pero están muy lejos de aquí y necesitamos a alguien inteligente y rápido para que llegue a tiempo. Yo tardaría mucho en llegar hasta allí, majestad- dijo el elefante.

– Necesitamos entonces a un animal veloz, inteligente y fiel, en quien podamos confiar… – dijo pensativo el rey de los animales- Serás tú- dijo el rey señalando al perro.

El perro se sintió muy halagado en ser el elegido para esa importante tarea.

– ¡Qué gran honor! ¡Estoy muy contento con poder demostrar mi valía y mi fidelidad a ti- dijo entonces.

El perro partió a toda velocidad al lugar que le había indicado el elefante. Pero después de estar corriendo durante todo un día, el perro comenzó a sentirse muy cansado y hambriento. Entonces, se encontró con un plato con suculenta comida al borde del camino, y a pesar de las dudas, terminó comiéndose todo. Después le entró tanto sueño que se echó a dormir junto a un árbol.

Mientras tanto, el rey seguía esperando las hojas que curarían a la reina. Estaba preocupado, porque el perro tardaba y ella empeoraba. Así que decidió mandar al mono en busca del perro. El animal siguió sus huellas y le encontró dormido bajo un árbol:

– ¡Perro, perro! ¿Qué haces durmiendo? ¡La reina necesita con urgencia las hojas!

El mono agarró las hojas y regresó corriendo mientras que el perro, avergonzado por no haber cumplido su tarea, decidió que no podía regresar a la selva con el resto de animales. Así que comenzó a vagar en solitario por la Sabana hasta que se encontró con un cazador que le apuntaba con un fusil.

– ¡Por favor, no me mates!- dijo el perro- Si me perdonas la vida, te prometo que te seguiré a todas partes, cuidaré tu casa y te seré siempre fiel.

El hombre aceptó la oferta y así fue cómo el perro se convirtió en el compañero más fiel del hombre.

«Si me perdonas la vida, te prometo que te seguiré a todas partes, cuidaré tu casa y te seré siempre fiel».

La confianza se paga con responsabilidad y gratitud: Cuando alguien deposita una gran confianza en nosotros y nos encomienda un trabajo delicado, la responsabilidad es grande, pero también lo será la recompensa en forma de gratitud. Para llevar a cabo la tarea hará falta esfuerzo, perseverancia y a menudo, sacrificios. Debemos tener esto en cuenta a la hora de aceptar el encargo de alguien a quien respetamos y queremos. ¿Estamos dispuestos a asumir tanta responsabilidad? Si la respuesta es afirmativa, deberemos concentrarnos en la tarea para no caer en distracciones que estropeen la tarea que nos adjudicaron.

La sensación de fracaso: El perro sintió una terrible emoción de fracaso al haber fallado a la persona que más quería. Una emoción que le llevó al arrepentimiento y al ‘autocastigo’. No se veía capaz de regresar con el resto de animales. Esto, que se llama remordimientos, es muy propio en personas con principios y valores. Cuando alguien siente que se ‘ha fallado’ a sí mismo y a otros, aparece el terrible sentimiento de remordimientos. La única cura para ello es el perdón, como así consiguió el perro cuando el cazador le dio una oportunidad.

«La confianza que otros depositan en ti, conlleva responsabilidad.»

 

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