Decidieron un día el león, la zorra y el asno, aliarse para cazar juntos. Y la verdad es que lograron mucha carne entre todos. Una vez que el león estuvo satisfecho con el botín, dijo al asno:
– Separa la carne para que podamos repartirnos el botín.
El asno hizo tres partes iguales y llamó al león.
– ¿Cómo que has hecho tres partes iguales? – dijo muy enfadado el león– ¿Piensas que yo no merezco más siendo el mejor cazador de los tres?
Estaba tan enfadado, que el león se comió al asno. Y cuando terminó, dijo a la zorra:
– Está bien, pues reparte tú el botín.
La zorra hizo un montón enorme de carne y dejó solo unas tiritas pequeñas en el otro montón. El león, al verlo, dijo:
– ¡Está perfecto, zorra! Dime, ¿quién te enseñó a repartir tan bien?
– El asno, señor- respondió ella.
Moraleja: «Utiliza el error ajeno para aprender de él»
(El león, la zorra y el asno – Esopo)
En realidad cuando de verdad aprendemos algo es equivocándonos. De los errores se aprende, de los nuestros… y de los de otros:
Utiliza el error para aprender: Cuando cometemos un error, tenemos dos opciones. Una de ellas es lamentarnos y hundirnos. Dejarnos llevar por la tristeza y pensar que no servimos para nada.
Con esta opción es evidente que no conseguimos nada constructivo. La otra opción consiste en aprender del error y mejorar. Es decir… no volver a cometer ese mismo error. Esta nos permite avanzar y mejorar. Es sin duda, la opción más recomendable. A andar aprendemos cayéndonos y a lo largo de nuestra vida, cuando más aprendemos es de nuestros propios tropiezos. Pero no solo de los nuestros…
Observa y aprende de lo que hagan otros: La observación es un pilar esencial en el aprendizaje. Observar a los demás… lo que hacen bien y lo que hacen mal. De esta observación sacaremos conclusiones muy valiosas que nos permitirán aprender. La zorra, en esta historia, al ver lo que pasó con el asno por haber hecho partes iguales con el botín, ya sabía lo que no debía hacer Gracias al error del asno, aprendió cómo debía repartir el botín para que el león no se enfadara.
El ingenio, ese gran aliado: Al final, la observación nos permite agudizar el ingenio y prepararnos ante las posibles dificultades de la vida. Un ingenio que nos ayuda a tomar las mejores decisiones a la hora de la verdad.