El perro con campanillas.

por chamlaty

Había una vez un perro muy agresivo que mordía a todo el mundo, y también al resto de perros. Su amo, cansado de esta situación, le compró un collar con campanillas para que todos supieran que se acercaba.

El perro, el día que le pusieron el collar, pensó que era un halago y una joya por sus habilidades y su comportamiento. Así que paseaba por las calles altanero y presumiendo frente al resto de llevar un collar tan musical.

Hasta que otro perro un día se paró frente a su pose ‘chulesca’ y le dijo:

– ¿De qué presumes? ¿Acaso no sabes que no te pusieron ese collar por tus habilidades o tu porte, sino por tu maldad?

Moraleja: «Los halagos que un fanfarrón se hace a sí mismo solo resaltan sus defectos»

Aprende a ver tus defectos y a corregirlos: A veces no somos capaces de detectar nuestros defectos hasta que alguien nos avisa de que existen y nos explican cuáles son. Presta atención a las advertencias de otros, que pueden darte pistas acerca de qué comportamientos debes corregir.

Escucha las opiniones de los demás: Muchas veces molestamos a los demás por algún tipo de comportamiento y no somos capaces de darnos cuenta. Si una persona se queja de algún aspecto de tu comportamiento, tal vez no debas hacer caso. Pero si no es una, sino todos los que comparten la misma opinión, tal vez deberías reflexionar sobre ello. Como en esta fábula, que todos veían el carácter agresivo del perro menos él, que no se daba cuenta y es más, pensaba que su comportamiento había sido premiado por su amo.

La soberbia y la vanidad no nos dejan ver cómo somos en realidad: No hay venda peor que la vanidad o la soberbia. Porque estas dos características nos impiden ver cómo somos en realidad. La vanidad crea una imagen nuestra diferente, y es lo que creemos. En estos casos, suelen ser personas externas las que nos alertan de la equivocación, solo que el vanidoso no atiende a razones con facilidad.

 

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