El secreto de Papá.

por chamlaty


Mi papá tiene un cohete. Así que debe ser astronauta (por mucho que él diga que es electricista). Es su gran secreto, y yo no se lo he contado a nadie.

Nunca he visto su casco guardado en el armario. Ni tampoco en el trastero. Debe tener un buen escondite. Pero sé que es astronauta, porque tiene el cohete aparcado en el garaje. Se lo tienen que pasar muy bien todos los coches por la noche, intercambiando con él anécdotas y rutas de viaje.

Por fuera, parece como los demás coches, pero en cuanto nos sentamos todos y papá aprieta el botón verde, el cohete despega y sale disparado. Casi ni me da tiempo a contar para atrás:
– Tres, dos, uno..- Y ya hemos subido la rampa hasta la calle.

Cuando papá dice que vamos a la casa de la abuela, se que el viaje será largo. Mucho mejor: así me da tiempo a ver de pasada Marte, Júpiter y Saturno.

Para llegar a Marte, atravesamos un túnel muy oscuro, con lucecitas pequeñas a los lados. Las luces son amarillas y arriba, en el techo, hay cámaras y ventiladores.

Nada más salir del túnel, llegamos a Marte, que es rojo y está en lo alto de un edificio gigante. Nunca hemos aterrizado allí, así que no sé cómo serán los marcianos. Seguro que tienen mucho pelo y llevan gorros y bufandas, porque allí arriba debe hacer mucho frío.

Después seguimos por el espacio, que está muy oscuro. Tanto, que no se pueden ver ni las estrellas. Yo me entretengo mirando las lucecitas del cohete. Tiene una azul que al apretarla, se oye música. Algunas veces también las voces de las personas que están en la torre de control. Seguro que preguntan a papá qué tal va el viaje y le informan de cuánto tiempo falta para llegar a Saturno.

Aunque primero pasamos por Júpiter, un planeta muy grande y con mucha gente parecida a nosotros, pero que van muy deprisa. Tal vez tengan mini cohetes en los pies para llegar antes a casa.

El cohete de papá es tan cómodo que a veces me duermo. Por eso no sé la cantidad de planetas que hay en el espacio. Debe haber millones.

Lo que más me gusta del viaje es cuando llegamos a casa de la abuela. Ella vive en la luna. Al menos es lo que dice mamá siempre:

– «Es que la abuela está en la luna»…

La luna es un sitio precioso. Tiene un ascensor con muchos botones. Yo he contado hasta diez. Mi madre siempre le da al ocho.

En la luna mi abuela tiene de todo: tele lunar, lavadora lunar y muchas fotos antiguas. El resto de los lunáticos son muy simpáticos. Su vecina Amparo viene muchas veces a verme y me trae bizcocho lunar, que está riquísimo, porque sabe a caramelo y chocolate.

Pero lo mejor de la luna son las vistas: desde la terraza de mi abuela pueden verse las estrellas y muchísimos planetas. Y al fondo del todo, el nuestro.

No hay nada como ir a casa de mi abuela en el cohete de papá y surcar el cielo entre las nubes.

(‘El secreto de papá’ © Fanny Tales 2013)

Incentivar su imaginación: El cuento corto de ‘El secreto de papá’ es ideal para los más pequeños. Es un cuento infantil dedicado a los padres, pero también es una excelente herramienta para incentivar la imaginación de los niños. Mientras le cuentas el viaje con el coche de papá, él podrá recrear o imaginar cómo sería ese viaje. Podrá dar forma y color a los planetas del Sistema Solar y despertar su curiosidad por los misterios que encierra el espacio.

 

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