Algunas personas son incapaces de dejar su doloroso pasado atrás para vivir libremente y a gusto entre las maravillas de la vida en el presente. La luna y las estrellas brillan espléndidas, las montañas y los ríos son deliciosos, las cuatro estaciones se nos revelan por turnos; pero algunos nunca entran en contacto con todo eso. Se sienten más cómodos esperando en el sótano de sus recuerdos dolorosos.
La liberación significa, ante todo, romper con la prisión de nuestro pasado. Hemos de reunir el valor necesario para alejarnos de la rutina de nuestras viejas y conocidas costumbres y comodidades. Esas cosas no nos aportan verdadera felicidad, pero nos hemos acostumbrado a ellas hasta tal punto que pensamos que somos incapaces de abandonarlas. ¿Por qué —como dice la expresión vietnamita— siempre hemos de volver a nadar en el mismo viejo estanque, aunque esté embarrado, simplemente porque es «nuestro»? ¿Por qué privarnos del lago cristalino, del refrescante mar azul con una playa que se extiende hacia un nuevo horizonte?
Las alegrías de la vida no son menos «nuestras». Hemos de practicar la atención plena correcta para que la atención plena incorrecta no nos mantenga apegados al pasado, atrapados en el limoso y viejo estanque del dolor, la nostalgia y el arrepentimiento.
Sabemos que la mente puede presentar esa tendencia de «paloma mensajera» a regresar siempre a las viejas y conocidas trampas del dolor y la tristeza. La plena consciencia —el reconocimiento— nos ayuda a suprimir la costumbre de rememorar el pasado de forma constante.
Debes decirte a ti mismo: «No, no quiero volver a eso. No quiero seguir arrullándome en la melancolía con esas viejas canciones». En cuanto encendemos la lámpara de la atención plena correcta, la atención plena incorrecta se retira.
La meditación incluye el cultivo de la consciencia de formaciones mentales como la ansiedad, la tristeza, la autocompasión, el resentimiento, etcétera. Si reconocemos y acogemos esas formaciones mentales cuando se presentan, ya no podrán arrastrarnos con ellas. Desaparecerán, algo más débiles que antes, y volverán a su estado original de semillas o imágenes en la conciencia depósito.
THICH NHAT HANH