El espacio representa la libertad y la comodidad. Sin libertad, ¿cómo podemos ser felices? Así pues, ¿qué te ha hecho perder la libertad? ¿Dejarte atrapar por las preocupaciones, el exceso de trabajo, la envidia…? Tal vez creas que tener éxito y alcanzar el poder, la riqueza y el reconocimiento te hará feliz. Pero si te detienes a examinar esa noción, verás que hay muchas personas que tienen mucho dinero, fama e influencia y siguen sin ser felices.
¿Por qué? Porque no disfrutan de la verdadera libertad. Tienes muchas cosas que hacer y quieres triunfar en todas las áreas. No hay nada malo en ello. Pero deberías disponer tu vida de modo que tu trabajo te aporte felicidad verdadera todos los días. No te entierres en el trabajo y permitas que te inquiete, te irrite o te deprima. Trabaja libremente. Deberías tener tiempo suficiente para ti mismo y para quienes te rodean. Deberías tener tiempo para el amor. Por «amor» no me refiero aquí a la excitación del deseo sensual, sino a tener tiempo para cuidar de los demás, hacer cosas que redunden en su felicidad y ayudarlos a aliviar su sufrimiento.
El más precioso regalo que puedes ofrecer a quienes amas es la sensación de espacio: espacio alrededor, espacio interior. No dejes que el ajetreo, los problemas o las decepciones te alejen de la verdadera vida. Aprende a liberarte de las preocupaciones y a vivir gozosamente. Se trata de un arte. Abandona las cosas sin importancia que no aportan felicidad. Si eres capaz de dejarlas estar, tendrás más espacio.
Imagina a un tipo que va a al mercadillo, ve una ganga y se la lleva a casa pese a que no la necesita. Ve un precio bajo y compra sin más. Al cabo de pocas semanas, su casa está tan llena de cosas que a duras penas puede entrar o salir. Cuando intenta desplazarse por su interior, tropieza con los objetos comprados en el mercado. Ya no tiene espacio para vivir.
Otro tanto puede decirse de nuestra mente. Si tenemos demasiadas preocupaciones, temores y dudas, no tenemos espacio para vivir y amar. Hemos de practicar el desapego. Al inspirar, me percibo a mí mismo como espacio. Al espirar, me siento libre. El budismo enseña que el gozo y la felicidad surgen del desapego.
Por favor, toma asiento y haz un inventario de tu vida. Hay cosas a las que te has apegado que en realidad no te son útiles y te privan de la libertad. Encuentra el valor para liberarte de ellas.
Un barco sobrecargado zozobra fácilmente a merced del viento y las olas. Aligera tu carga y tu nave viajará más rápida y segura. Puedes ofrecer el precioso regalo de la libertad y el espacio a tus seres queridos, pero solo si está arraigado de forma sincera en tu propio corazón.
THICH NHAT HANH