Hace mucho tiempo, dos hermanos que habían ahorrado mucho dinero, buscaron la forma de invertirlo. Caminando un día por unas colinas, vieron un terreno que había sido el campo de cientos de vides, pero que estaba seco. Descubrieron en un cartel que estaba en venta. Entonces se acercaron a la casita que había junto al campo y al llamar, salió un hombre ya mayor.
– Perdone usted- dijo uno de los hermanos. ¿Por qué vende este espléndido terreno?
– Lo compré hace muchísimo tiempo porque me aseguraron que aquí había un tesoro– respondió el hombre- Pero me cansé de buscar y ya soy viejo para seguir intentándolo.
Los hermanos pensaron que podía ser una buena inversión.
– ¡Lo intentaremos nosotros!- se dijeron entre sí.
Y así fue cómo compraron el terreno y comenzaron a buscar el tesoro. Primero apartaron todas las hojas y hierbas que no servían. Después estuvieron mucho tiempo refrescando y humedeciendo la tierra. Por último, se pasaron meses cavando y removiendo la arena.
Al terminar, descansaron, porque no habían encontrado nada. Pero meses después se llevaron una sorpresa… de pronto se dieron cuenta de la transformación del campo y de ellos mismos por esos meses de trabajo y esfuerzo: sus manos y brazos estaban ahora mucho más fuertes, y sobre el campo habían nacido vides espléndidas que comenzaban a dar sus primeros racimos.
Los muchachos llevaron las uvas al mercado y resultaron ser tan buenas, que las vendieron en seguida. Se hicieron muy famosos y todos comenzaron a acudir a sus terrenos en busca de sus uvas. Ganaron mucho dinero, y fue entonces cuando se dieron cuenta de que sí habían encontrado el verdadero tesoro escondido bajo la tierra.
El verdadero tesoro se encuentra gracias al esfuerzo y a veces no es el que imaginábamos:
El verdadero tesoro a veces no es el que esperábamos: Los dos hermanos del cuento ‘En busca del tesoro’, buscaban un tesoro de monedas y joyas. Sin embargo, encontraron otro bien distinto. Las uvas que consiguieron cultivar eran tan buenas que se vendieron en seguida. Su trabajo al final fue recompensado con dinero. Y bien cultivado y con perseverancia, su campo sería un continuo tesoro para ellos.
El esfuerzo siempre nos ofrece una recompensa: El esfuerzo por buscar el tesoro recompensó a los hermanos ofreciéndoles el mejor de los tesoros, un campo fructífero y muy valioso del que podrían seguir sacando dinero cada año. Además, ellos mismos se vieron beneficiados a nivel físico, ya que ganaron en fuerza y salud. El esfuerzo siempre conlleva una recompensa. Pero es cierto que muchas veces pensamos que debería ser otra.
Aprendamos a valorar el tesoro que conseguimos.
La perseverancia ayuda a conquistar una meta: Si los hermanos de ‘En busca del tesoro’ se hubieran esforzado al principio pero hubieran desistido a los pocos días, el campo no se hubiera podido regenerar y el tesoro final se hubiera esfumado. La perseverancia va ligada al esfuerzo para conseguir una recompensa.