‘El águila, la corneja y la tortuga’

por chamlaty


Un águila consiguió cazar una tortuga, pero la tortuga se metió con mucha rapidez en su caparazón, de forma que el águila era incapaz de comerse a la tortuga. De hecho, se pasó un buen rato pegando picotazos en su caparazón sin éxito.

Pero entonces llegó una astuta corneja, y al ver lo que hacía el águila, le dijo:

– ¿Pero por qué malgastas así tu tiempo? No conseguirás hacer que salga. ¿Por qué no la tiras desde lo alto de la montaña? Verás cómo se hace papilla…

El águila decidió hacer caso a la corneja, y efectivamente, consiguió comerse a la tortuga. En agradecimiento al consejo del pájaro, le invitó al festín.

Moraleja: «Aléjate de los más poderosos, más aún si tienen a su lado un consejero astuto y malicioso».

(‘El águila, la corneja y la tortuga’ – Fedro)

A veces el peligro no está en los poderosos, sino en aquellos que les rodean.

Al poderoso hay que temerle por aquellos que le rodean: Está claro que el poder atrae a los que buscan oscuros intereses. No suelen llevar buenas intenciones, pero sí pueden ser astutos y muy inteligentes. El resultado puede ser similar al de la corneja que aconseja al águila con la intención de sacar buen partido del resultado. Al poderoso, pues, se le debe temer no por ser poderoso, sino porque puede estar rodeado de consejeros con malas intenciones.

La prudencia, a todas horas: No te despistes, ni te confíes demasiado. En ciertas circunstancias, el miedo es un gran aliado para mantenernos a salvo. Si algo no te inspira confianza, mejor aléjate. Puede que sea solo un presentimiento, pero también puede ser una advertencia de tu instinto de prudencia.

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