Una hoja se había caído al suelo arrastrada por una ráfaga de viento. Era otoño, y su tallo ya estaba débil. Al caer, molestó a una brizna de hierba, que empezó a discutir con ella:
– ¡Me has despertado! ¿No puedes caer haciendo algo menos de ruido?- dijo la hoja de muy mal humor.
– ¡No sabes lo que dices, ignorante!- dijo entonces la hoja- No sabes que mis sonidos son dulces y musicales porque no conoces nada de lo que ocurre arriba. Tú nunca has volado. Solo conoces las miserias de la tierra, porque no puedes moverte.
La brizna entonces calló, totalmente avergonzada, mientras que la hoja volvió a balancearse con el viento, voló y volvió a caer más adelante sobre la tierra, suavemente. Y allí, se quedó dormida.
Pasó el tiempo y llegó la primavera. La que antes había sido hoja, germinó y se convirtió en brizna de hierba. Y con la llegada de nuevo del otoño, comenzaron a caer las hojas. Y la brizna de hierba, que había olvidado que antes fue hoja, dijo enfadada:
– ¡Hay que ver el ruido tan espantoso que hacen todas las hojas al caer!.
Moraleja: ‘Solo vemos los defectos y el mal comportamiento en otros; cuando parte de nosotros mismos, no lo percibimos’.
(‘La brizna’ – Khalil Gibran)