Bajúl el Tonto Sabio, uno de los de Dios, se encontró casualmente un día con el Califa Jarún al-Rashíd.—¿De dónde vienes así, Bajlúl?
—le preguntó el gobernante.
—Del infierno —fue la pronta respuesta. Jarún, asombrado le hizo otra pregunta:
—¿Qué estabas haciendo ahí? Bajlúl explicó:
—Se necesita fuego, señor, así que pensé en ir al infierno para preguntar si les sobraba un poco. Pero el individuo que estaba a cargo ahí dijo: «No tenemos fuego aquí».
Por supuesto pregunté «¿Cómo va a ser? ¿No es el infierno el lugar del fuego? Su respuesta fue: «Te digo, en verdad, no hay fuego aquí abajo. Cada uno trae su propio fuego consigo cuando viene».
En completo asombro, Jarún al-Rashid hizo aún otra pregunta:
—Dímelo, Bajlúl ¿qué debería yo hacer para no llevar fuego allí abajo?
Bajlúl el Tonto Sabio desapareció a toda prisa gritando «Justicia… justicia… justicia…»