A un grupo de sus discípulos que estaban tremendamente ilusionados con una peregrinación que iban a emprender les dijo el Maestro:
«Llevad con vosotros esta calabaza amarga y aseguraros de que la bañáis en todos los ríos sagrados y la introducís en todos los santuarios por los que paséis».
Cuando regresaron los discípulos, la amarga calabaza fue cocinada y posteriormente servida como comida sacramental.
«Es extraño», dijo con toda intención el Maestro después de haberla probado, «el agua sagrada y los santuarios no han conseguido endulzarla».
EVOLUCION
Al día siguiente dijo el Maestro: Desgraciadamente, es más fácil viajar que detenerse».
Los discípulos quisieron saber por qué.
«Porque mientras viajas hacia una meta, puedes aferrarte a un sueño; pero cuando te detienes, tienes que hacer frente a la realidad»
«Pero entonces, ¿cómo vamos a poder cambiar si no tenemos metas ni sueños?», preguntaron perplejos los discípulos.
«Para que un cambio sea real, tiene que darse sin pretenderlo. Haced frente a la realidad y, sin quererlo, se producirá el cambio».