Había una vez en China un arquero experto. Un día fue a unas montañas muy altas con un arco en la espalda. Paseando por las montañas, tuvo sed y quiso beber agua en una pequeña vertiente bajo un arbusto, se inclinó para beber agua con sus manos y sació su sed, cuando termino de beber pensó haber visto una serpiente avanzar en el agua, sintiéndose enfermo y quizo vomitar el agua que había bebido pero no lo logró. Se empezó a sentir mal por el agua que había bebido, en donde había visto la serpiente, cuando llegó a su casa se sintió más enfermo. Una gran cantidad de doctores vinieron a verlo para curarlo, pero no lo lograban, pronto perdió más salud, volviéndose un saco de huesos, ya prácticamente esperando a morir.
Un día un viajero se detuvo en su casa, viendo la condición del paciente, preguntó la razón. El paciente le dijo que vio a una serpiente avanzar lentamente en el agua de la vertiente de la que él había tomado agua. El viajero le dijo que podría curarlo su hacía lo que le dijera, llevándolo a la misma vertiente de agua donde había enfermado.
Le indicó que llevará el mismo arco en su espalda y tomará la misma posición que cuando bebió agua. El paciente de mala gana se inclinó y cuando el agua estaba en sus manos gritó que una serpiente lentamente avanzaba en el agua como en aquella ocasión. El viajero le dijo que estuviera tranquilo y observara la serpiente tranquilo. El arquero logró controlarse y encontró que no era una serpiente en absoluto, sino la sombra del arco que llevaba en su espalda.
El arquero comprendió que la serpiente que pensó se había tragado antes, era solo la sombra su de su arco. Después de esto, se sintió completamente aliviado y pronto recuperó su salud.
DEBEMOS RECONOCER QUE NUESTRA MENTE ES EL CREADOR DE NUESTRO DESTINO.
EN ESTE CASO, EL POLVO DEL MIEDO ACUMULADO EN LA MENTE DEL ARQUERO, CUANDO EL SACO EL POLVO VOLVIÓ A ESTAR SANO.
Parábolas budistas.
