Phu Quoc #Vietnam

por chamlaty

Phu Quoc fue, durante muchos años, una isla frecuentada por mochileros, pero últimamente se ha abierto también a los recién casados y a viajeros que, en general, buscan la exclusividad y comodidad en una estancia. Algo posible gracias a resorts como Premier Village, un conjunto de villas frente al mar con piscina propia, o Intercontinental Long Beach Resort, con un spa de lujo fabricado con bambú por el arquitecto vietnamita Vo Trong Nghia. En el Intercontinental es reseñable también el bar INK 360, situado en el piso 19 del hotel, un sitio perfecto para disfrutar de anaranjadas puestas de sol.

Para llegar hasta la isla más grande de Vietnam, la forma más cómoda es hacerlo en un vuelo de 50 minutos desde la ciudad de Ho Chi Minh, al sur del país. Una vez allí, la mejor opción para recorrerla será alquilar una moto o contratar un coche con conductor.

Más de la mitad norte de Phu Quoc es un parque nacional en el que se pueden hacer recorridos a pie para apreciar la gran biodiversidad de la zona. Cuenta con más de 1.100 especies de plantas y 206 de animales. Entre estas últimas cabe destacar el cálao bicorne, un ave que habita en la selva.

Al noroeste se encuentra Duong Dong, la capital, con su popular mercado en el que se concentran turistas y locales para empaparse de la vida autóctona, ver las barcas llegar cargadas de pescado y, a continuación, degustarlo a la brasa en alguno de los puestos.

En su interior, Phu Quoc esconde elevaciones rocosas pobladas de vegetación, desde las que saltan cascadas como las de Suoi Tranh, Da Ngon o Dan Bang.

Por el contrario, recorrer la costa es dejarnos cautivar por palmeras acariciando playas paradisiacas, el bien más preciado de la isla. Long Beach, salpicada de hoteles y atracciones turísticas, Ong Lan para los amantes de los atardeceres, Bai Sao, el paraíso de los paraísos, o las remotas playas del norte: Ganh Dau, Dai Beach y Vung Bau Beach son algunos de los mejores regalos de este edén asiático.

La playa de Sao sobresale entre todas por tratarse de uno de esas bellezas vírgenes en las que es necesario pellizcarse para terminar de darse cuenta de que lo que ven nuestros ojos es cierto. Una playa kilométrica para corretear libres, chapotear por horas en aguas cálidas y transparentes, disfrutar de la fauna marina o practicar kayak.

Uno de los tesoros materiales de Phu Quoc son sus perlas. Puedes hacerte con ellas en puntos como el mercado de Duong Dong y aprender todo el proceso de su producción en alguna de las numerosas granjas de la isla.

También hay granjas de pimientos, producto local de exportación con el que se elaboran riquísimas salsas de pescado que acompañan platos como el goi catrích, una ensalada de arenque con coco rallado y envuelto en papel de arroz.

Quizá el lugar más inesperado en Phu Quoc sea Coconut Tree, la prisión más salvaje de la guerra de Vietnam y reconocida como monumento histórico nacional en 1993. Fue abierta en 1949 por los colonialistas franceses para los presos políticos, aunque acabó usándose para los prisioneros del Viet Cong hasta 1971. A día de hoy está a disposición de los turistas para acercarles la historia del país. En el recorrido se muestran las atrocidades que en ella se cometieron.

Más allá de Phu Quoc, existe la posibilidad de explorar algunas de las más de 25 islas que la circundan. En Hon Mong Tay, a 10 kilómetros al sur, Fingernail Beach superará, aún más si cabe, toda expectativa.

La isla de Hon Thom, también conocida como Pineapple Island, a la que, desde febrero de 2018, se puede llegar en teleférico por un cable de casi 8 kilómetros, es otra de las favoritas para aquellos que busquen el ocio, con un parque acuático y otro temático a punto de inaugurarse.

VAMOS A VISITARLA¡¡¡

 

DE LUJO¡¡¡

 

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