Había un Maestro Mayor que practicaba diligentemente. Gracias a tal diligencia, los signos prometedores aparecían donde él fuera. Un día un vagabundo apareció solicitando permiso para pasar la noche en el templo. El monje dotado de una gran penetración espiritual, echo un vistazo al hombre y dijo a su joven ayudante, «ESTE HOMBRE ES UN CRIMINAL, DÉJELE COMER Y LUEGO DÍGALE QUE SE VAYA A OTRO LUGAR» Sin embargo, el principiante siendo compasivo, fue influido por las súplicas repetidas del hombre y no tenía corazón para seguir las instrucciones de su maestro.
Bastante seguro, unos días después, el hombre se deslizó furtivamente en el cuarto del maestro en medio de la noche, quebró sus brazos, piernas y lo mató. Él entonces robó unas cosas del templo y desapareció. Los ancianos han comentado que tales acontecimientos son el resultado del KARMA FIJO, y son prácticamente inevitables.
Maestro TAM.
La doctrina del KARMA rechaza cualquier noción del DESTINO, o DESTINO FIJADO, debido a que las circunstancias y nuestra respuesta a ellas cambian constantemente. Claramente entonces, uno tiene el poder en cada momento, para alterar el camino del KARMA FUTURO. Dentro del periodo de una sola vida, sin embargo, cada ser tiene además de su cambiante karma un KARMA FIJO, como el ejemplo la especia y raza donde nace. Estos rasgos kármicos, aunque definidos de por vida, son recreados en el siguiente renacimiento de acuerdo con las acciones pasadas del individuo.
Evitar el impacto de tal karma fijo requiere de practica muy diligente, que está prácticamente más allá de la capacidad de la mayoría de las personas.