Cuenta la leyenda que San Patricio, patrón de los irlandeses tras fundar su primera iglesia, invitó a todos los no creyentes a unirse al cristianismo. San Patricio realizó varios milagros y entonces, todos los paganos comenzaron a unirse a la iglesia.
Mientras, los druidas, que eran los sacerdotes de los dioses paganos, pensaron en poner en marcha un plan para que todos sus seguidores volvieran con ellos y dejaran de seguir a San Patricio.
Fue entonces cuando los druidas invocaron a los duendes y mandaron a una gran tropa de ellos a la iglesia de San Patricio para que le hicieran la vida imposible al monje.
Los pequeños duendes comenzaron entonces a hacer de las suyas y gastaron bromas y jugarretas a los feligreses que acudían a la iglesia de San Patricio. Tantas pifias les hacían que los cristianos comenzaron a quejarse porque no los dejaban rezar y sufrían un sinfín de desmanes en el templo.
En ese momento, San Patricio decidió hacerles frente, sabiendo que era obra de los druidas. Así fue que el monje se enfrentó a ellos con las siguientes palabras:
– En nombre de Dios Todopoderoso yo los expulso, espíritus impuros.
Estas pocas palabras sirvieron para que San Patricio expulsasen a los duendes de la iglesia, y con ellos consiguió que los druidas dejaran de molestar a los nuevos feligreses.
Desde entonces y hasta nuestros días la imagen de San Patricio es utilizada para alejar a los duendes y evitar que sigan haciendo de las suyas.
Leyenda Irlandesa.