Una vez un zorro estaba vagando por la oscuridad, cuando por desgracia cayó en un pozo. Intentó salir pero no podía. No tenía otra alternativa que permanecer allí hasta la mañana siguiente.
Al día siguiente, una cabra llegó por allí, miró al pozo y vio al zorro. La cabra preguntó “¿qué estás haciendo ahí, señor zorro?”
El astuto zorro respondió:
“Vine aquí para beber agua. Es la mejor que he probado en mi vida. Ven y pruébala por ti misma. Sin pensar ni siquiera por un rato, la cabra saltó al pozo, apagó su sed y buscó una forma de salir. Pero al igual que el zorro, también fue incapaz de salir.
Entonces el zorro dijo:
“Tengo una idea. Ponte de pie sobre tus patas traseras. Subiré sobre tu cabeza y saldré. Entonces yo te ayudaré a salir también”.
La cabra era inocente e hizo lo que el zorro le dijo.
Mientras caminaba, el zorro dijo:
“Si hubieras sido lo suficientemente inteligente, nunca hubieras entrado sin ver cómo salir”.
Moraleja
La fábula del Zorro y la cabra nos quiere decir que nunca debemos hacer las cosas ciegamente, sin pensar en las consecuencias negativas que esto pudiera tener.
Pero, además de ello, nos intenta explicar el valor de ser inteligentes y cautos, y de no tomar cada palabra como cierta. En el caso de la cabra, creyó inmediatamente en las palabras del zorro, sin tener cautela ni calma para pensar si era verdad o mentira lo que estaba diciendo.
Así ocurre con nosotros. Muchas veces nos metemos en problemas por seguirles el juego a personas que consideramos nuestros amigos o fieles compañeros.