Viajaba un peregrino hacia Bagdad, cuando debajo de una palmera vio a una mujer, extraordinariamente pálida y esquelética, en cuyo platillo de agua y comida nadie echaba nada, por miedo a acercarse… El peregrino sentándose a su lado, compartió con ella su agua y sus dátiles, preguntándole donde iba..
– “Soy la Peste, y tengo la misión de ir a Bagdad a llevarme a 10.000 seres…”
El peregrino horrorizado le contestó:
-“Pero eso es una enorme crueldad, dejarás muchísimas familias mutiladas, y mucha tristeza tras de ti… hay algo que yo pueda hacer para impedirlo?.»
La Peste contestó:
-“Eres un hombre distinto a los demás… si cuando llegues a tu posada, oras toda la noche sin descanso, te prometo que te preservaré la vida, y tan solo me llevaré a los 5.000 seres más desvalidos y enfermos, que no tengan familia alguna.”
El peregrino aceptó el trato cumpliendo lo requerido; más cuando llegó a Bagdad quedó sobrecogido al ver la ciudad devastada, informándose de que habían muerto 100.000 personas.
Al regresar a su ciudad, encontró bajo la misma palmera, a la Peste, a la que inquirió duramente su incumplimiento del trato.
-“Recé toda la noche sin descanso, y sin embargo has matado a 100.000 personas!!!»
La Peste le contestó:
– “No es cierto, yo solo me llevé a 5.000 enfermos solitarios, los otros… murieron de MIEDO…!».
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