Las islas Galápagos constituyen un archipiélago del océano Pacífico ubicado a 1000 km de la costa de Ecuador Está conformado por trece islas grandes con una superficie mayor a 10 km², nueve islas medianas con una superficie de 1 km² a 10 km² y otros 107 islotes de tamaño pequeño, además de promontorios rocosos de pocos metros cuadrados, distribuidos alrededor de la línea del ecuador terrestre, que conjuntamente con el Archipiélago Malayo, son los únicos archipiélagos del planeta que tienen tierras tanto en el hemisferio norte como en el hemisferio sur.
Las islas Galápagos es la segunda reserva marina más grande del planeta3 fueron declaradas Patrimonio de la Humanidad en 1978 por la Unesco. El archipiélago tiene como mayor fuente de ingresos el turismo y recibe 200 000 turistas al año. También se ha desarrollado el turismo ecológico con el fin de preservar las especies. La región fue el hábitat del Solitario George, el último espécimen de la especie tortuga gigante de Pinta, extinta el 24 de junio del 2012.
Las islas también son hábitat de especies como tortugas marinas, delfines, tiburones, tiburones martillo, ballenas, arrecifes de coral, fragatas, iguanas, lagartos, cormoranes, albatros, leones marinos y pingüinos. Al igual que la masa continental de Ecuador, el archipiélago es atravesado por la línea ecuatorial, en su mayor parte por el norte de la isla Isabela. Galápagos es el segundo archipiélago con mayor actividad volcánica del planeta, superado únicamente por Hawái. Entra en la categoría de los puntos calientes; los volcanes más activos son Cerro Azul, Sierra Negra, Marchena y volcán La Cumbre en la Isla Fernandina, que es el más activo del archipiélago y uno de los más activos del mundo.
Las Galápagos son conocidas por sus numerosas especies endémicas y por los estudios de Charles Darwin que le llevaron a establecer su teoría de la evolución por la selección natural. Son llamadas, turísticamente, las Islas Encantadas, denominación que se ganó el archipiélago en el siglo XVI por su grandiosa biodiversidad de flora y fauna, heredando el nombre por generaciones.9
Se estima que la formación de la primera isla tuvo lugar hace más de cinco millones de años, como resultado de la actividad tectónica. Las islas más recientes, llamadas Isabela y Fernandina, están todavía en proceso de formación, habiéndose registrado la erupción volcánica más reciente en 2009.
Administrativamente, Galápagos constituye una de las provincias de Ecuador, conformada por tres cantones que llevan los nombres de sus islas más pobladas, a saber: San Cristóbal, Santa Cruz e Isabela. El 12 de febrero de 1832, bajo la presidencia de Juan José Flores, las islas Galápagos fueron anexadas a Ecuador. Desde el 18 de febrero de 1973 constituyen una provincia de este país.
A bordo de la nave Beagle la expedición británica al mando del capitán Robert FitzRoy llegó a Galápagos el 15 de septiembre de 1835 para realizar trabajos de sondeos y cartografía, dentro de una lista de lugares aislados de Europa, como Valparaíso (Chile), Callao, islas Galápagos, Tahití, Nueva Zelanda, Australia, Cabo Buena Esperanza. La nave regresó a Falmouth el 2 de octubre de 1836. El capitán y otros a bordo, incluyendo el joven naturalista Charles Darwin, realizaron un estudio científico de la geología y biología en cuatro de las islas, antes de continuar su expedición alrededor del mundo. El barco recorrió el archipiélago durante cinco semanas, pero Darwin estuvo en tierra solo dos semanas. Investigó a los animales y plantas propios de la región. Los estudios de este viaje permitieron a Darwin formular la teoría del origen de las especies.
Las Islas Galápagos han sido el escenario de varias obras en distintos géneros literarios, tanto de escritores ecuatorianos como extranjeros. Uno de los ejemplos más notorios es Las encantadas, del estadounidense Herman Melville, libro que fue escrito tomando como base los viajes de Melville en las Galápagos y que describe en una serie de relatos los personajes históricos, la flora y la fauna de las islas.19 Otras obras de autores extranjeros cuyas tramas se sitúan en el archipiélago incluyen las novelas La sed (1938), del belga Georges Simenon, en que una familia se muda se muda a la Isla Floreana pero cuyas vidas cambian con la construcción de un hotel;19 y Galápagos (1985), del estadounidense Kurt Vonnegut, una obra de ciencia ficción situada un millón de años en el futuro en que un grupo de personas que llegan a las islas se convierten en los únicos humanos que escapan de un virus que produce infertilidad.20
Entre autores ecuatorianos, una de las obras más destacadas es Más allá de las islas (1980), de la quiteña Alicia Yánez Cossío. En la novela, que mezcla ficción con hechos reales a través del realismo mágico, ocho personas viajan a las islas Galápagos escapando de la Muerte. Del lado de la poesía, es notorio el Sollozo por Pedro Jara, de Efraín Jara Idrovo, mientras que en la literatura infantil, las Galápagos han sido exploradas por Edna Iturralde en su obra Las islas donde nace la Luna. Otra novela ecuatoriana situada en el archipiélago es Hallado en la grieta (2012), del guayaquileño Jorge Velasco Mackenzie
A las Galápagos se puede llegar por aire desde Quito o desde Guayaquil. Están a 1.000 kilómetros de la costa continental, en el océano Pacífico. La isla más grande —y la de visita obligada— es Isabela, a la que se puede llegar desde la isla de Santa Cruz en una lancha rápida que asusta y marea incluso a los turistas valientes. En contra de lo que se suele creer, no hay cupo de entrada ni requisitos burocráticos especiales. El viajero puede planear su ruta con libertad, reservar hoteles a su antojo y contratar sobre el terreno —es más barato— las excursiones que desee.
Un aviso a los desorientados: Galápagos no es un archipiélago de islas paradisiacas. No tiene paisajes tropicales y exuberantes, no está lleno de playas idílicas. Son islas de origen volcánico en las que en muchas zonas no hay ni siquiera vegetación. Su belleza está justamente en ese aspecto desabrigado, anterior al tiempo.
Los leones marinos, los delfines, los pinzones, las tortugas, los caballitos de mar, los pelícanos o incluso los tiburones están al alcance de la mano, no rehúyen la cercanía. Las iguanas se agolpan en los caminos, las tortugas gigantes marinas nadan junto a los turistas que practican el snorkel y los piqueros de patas azules —unas aves bellísimas— se cortejan o se aparean en presencia de los visitantes. Esa ausencia del miedo es lo que asombra en Galápagos, lo que lo convierte en un lugar único en el mundo.
Sin dudarlo, lugar imperdible.