Sigiriya o Sinhagiri es un yacimiento arqueológico localizado en el distrito de Matale, en la provincia Central, de Sri Lanka. Contiene las ruinas de un antiguo complejo palaciego, construido durante el reino del rey Kasyapa (477 – 495). Es uno de los destinos turísticos más populares del país. Fue declarado lugar Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en el año 1982.Esta fortaleza es una atalaya natural que servía como elemento de vigilancia y defensa ya que permitía divisar a los enemigos desde lejos. Tras una historia larga de unos 5000 años, fue abandonada, siendo redescubierta en 1908, siendo hoy espectacular imaginar lo que supondría milenios antes en su época de esplendor.
La roca de Sigiriya es el resto de una erupción de magma endurecido de un extinto y largamente erosionado volcán. Sobresale por encima del llano circundante, visible en kilómetros desde todas las direcciones. La roca misma es un cuello volcánico que se eleva 370 (msnm) y es escarpada en todos sus lados, y en muchos sitios que sobresalen desde la base. El plano es elíptico y tiene una cima plana que se inclina gradualmente a lo largo del eje de la elipse.
Sigiriya, consiste en un antiguo complejo construido por el rey Kasyapa durante el siglo 5 d.C. El sitio de Sigiriya contiene ruinas de un palacio situado en la parte superior de los roqueríos, una terraza de medio nivel que incluye la Puerta del León y el muro de espejo con sus frescos, el palacio inferior, que se interna bajo la roca, además de los fosos, muros y jardines que se extienden por cientos de metros desde la base de la roca.
Sigiriya se presume haber sido habitada desde tiempos prehistóricos. Fue utilizada como un monasterio enclavado en la roca desde el Siglo III, con cavernas preparadas y donadas por devotos budistas.
El Jardín y el palacio fueron hechos construir por Kasyapa. Después de la muerte de Kasyapa, siguió siendo un complejo monástico hasta el siglo XIV, tras lo cual fue abandonado. Las ruinas fueron descubiertas en 1908 por el explorador británico John Still. Las inscripciones Sigiri fueron descifradas por el arqueólogo Paranavithana quien publicó un renombrado trabajo en dos volúmenes, publicado en Oxford, conocido como «Los glifos de Sigiri». Él mismo escribió el popular libro «Historia de Sigiriya».
Como anticipo de lo que nos vamos a encontrar, desde la entrada vamos disfrutando de los Jardines Reales, una amplia extensión de terreno con construcciones, piscinas y otras edificaciones bajas, parterres y árboles de todo tipo. Viendo su tamaño y altura, es de suponer que para hacer esta construcción se utilizarían muchos animales de tiro para acarrear los ladrillos y otros elementos. Probablemente se usarían elefantes, bueyes y similares.
La ascensión a Lion’s Rock es bastante dura. El comienzo es de lo más espectacular. Entre dos gigantescas garras de león esculpidas en la piedra, nacen unas escaleras de piedra de unos 20 peldaños, que dan paso a la escalera metálica clavada en los costados de la gran roca. Si sopla el viento, la sensación es vertiginosa.
En la cara oeste de a roca de Sigiriya encontrará una de las joyas de este parque arqueológico, los impresionantes frescos que decoran la pared. Estas pinturas representan a más de 500 mujeres semidesnudas que van guiando a los viajeros que suben la roca. Estas ninfas de piel amarillenta se han convertido en un símbolo de Sri Lanka.
En la cima de la roca encontrará los restos que atestiguan la época de mayor esplendor de Sigiriya, alrededor del siglo V, cuando el rey Kassapa de Ceylán edificó en lo alto de la roca un palacio-fortaleza que hizo las veces de capital del reino.
Hoy día podrá descubrir las ruinas de este esplendoroso palacete. Entre los restos más destacados se encuentra la puerta de acceso a las escaleras que conducen a lo alto del promontorio. Se trata de las patas de un león, hechas de piedra que, custodiaban el portón, que estaba decorada como si fuese la boca de la bestia. Sin duda, una entrada espectacular.
Sin embargo, este palacio, que pudo haber sido una de las grandes maravillas de Sri Lanka, fue destruido pocos años después de su construcción debido a una guerra civil entre Kassapa y su hermano. Después de la derrota de Kassapa, la montaña volvió a servir como monasterio budista que fue abandonado paulatinamente con el paso de los siglos.
A los pies de la roca de Sigiriya se encuentra un extenso parque arqueológico que narra el breve periodo de tiempo en el que está roca fue el centro político de Ceylán. Encontrará los restos de pequeños edificios, jardines e incluso un foso que protegía la ciudad y convertía la plaza en un bastión casi inconquistable.
Alrededor de esta enorme roca, casi mágica, podrá sumergirse en uno de los rincones más especiales de Sri Lanka, donde se narra parte de la historia de este exótico reino y se respira un ambiente fantástico. No se pierda esta maravilla.
Listos para escalarla¡¡¡