El condado de Yuanyang se encuentra en Prefectura autónoma hani y yi de Honghe, sudeste de la provincia de Yunnan, China, a lo largo del río Rojo. Es muy conocido por sus espectaculares arrozales en terrazas. En el territorio de este condado se encuentra el Paisaje cultural de los arrozales en terrazas de los hani de Honghe, 45.º lugar Patrimonio de la Humanidad en China.
La ciudad de Vieja Yuanyang es un asentamiento de la minoría hani en lo alto del borde de una cordillera de los Ailao con una elevación de alrededor de 1.570 metros. Es un destino popular entre los fotógrafos debido a las vastas zonas de las montañas cercanas que han sido cultivadas como arrozales en terrazas durante al menos mil trescientos años por el pueblo hani. A pesar de la deslumbrante belleza paisajística y su colorida minorías locales, el turismo no se ha desarrollado en esta región, principalmente debido a su remota ubicación, falta de un aeropuerto cercano, y hasta hace bastante poco, relativa inaccesibilidad debido a las malas condiciones de las carreteras.
Las zonas con terrazas de interés para los visitantes se encuentran principalmente entre los mil y los dos mil metros sobre el nivel del mar. Las temperaturas invernales aquí, aunque nunca llegan a la helada, son tales que sólo permiten una cosecha de arroz al año. Después de la cosecha, desde mediados de septiembre hasta mediados de noviembre, dependiendo de la altitud, las terrazas se llenan de agua hasta abril, cuando comienza la plantación.
La vasta mayoría de las mujeres de las minorías étnicas en el condado de Yuanyang aún visten ropas tradicionales como atuendo cotidiano. El principal grupo étnico son los hani, quienes comparten la región con otras minorías como los yi y los miao. Los días de mercado en los pueblos tienden a ser muy coloridos cuando los diferentes grupos étnicos de la región, cada uno con su vestimenta tradicional, se reúnen para comerciar y socializar.
En el año 2013 el paisaje cultural de los arrozales en terrazas de los hani de Honghe se incluyó dentro de la lista del Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Se extiende por 16.603 hectáreas, con otras 29.501 hectáreas de la zona de protección. Las terrazas ocupan en cascada las laderas de las montañas Ailao hasta las orillas del río Rojo.
Durante mil trescientos años, los hani han desarrollado este complejo sistema de canales para llevar agua desde lo alto de las montañas hasta las terrazas. También han creado una forma de agricultura integrada con animales como búfalos, ganado, patos, pescado y anguila y apoyan la producción de la variedad de arroz de color rojo, que es el principal producto que se cosecha.
Los pueblos en los que viven tienen una típica arquitectura en forma de «campiñón» con techo de paja. El resultado es un tipo de cultivo que integra al pueblo en el medio ambiente.
La región de los campos en terrazas se extiende por 24.000 hectáreas. Subiendo desde la orilla del río Honghe por los montes Ailaoshan, se elevan desde los 100 metros sobre el nivel del mar donde está el río, a los 2.000 metros de las terrazas más altas. La exploración de las terrazas comienza en Xinjie, la antigua capital del distrito, una ciudad encajonada en las montañas a la que las mujeres Yi y Hani proporcionan un original colorido. Xinjie está a una hora de la nueva capital, llamada Yuanyang en los mapas, y Nansha en el letrero de algunos autobuses.
La terraza más cercana a Xinjie es la de Bada, una de las más interesantes de la región, en cuyo límite superior se ha construido un camino que permite la observación de los bancales desde diferentes posiciones, pues estos bancales son bastante anchos y se extienden bajo las montañas hasta un estrecho valle. Un poco más allá está la de Douyinshui.
Poco después de salir de Xinjie ya está la Terraza de Tuguocai, considerada reciente, pero un prólogo a la visita ya espectacular, luego se puede seguir hacia la aldea Qingkou, parando a hacer fotos en algunas pequeñas terrazas. Un recorrido interesante consistirá en bajar a Qingkou, la aldea Hani famosa por las casas con forma de champiñón, la mayoría recién arregladas. Se puede pasear un poco por sus calles, pero auqnue hay mujeres Hani vestidas con su ropa tradicional, están un poco aburridas de las fotos de los turistas. Allí se puede coseguir un guía (por entre 40-60 yuanes) que conducirá por los caminos que hay a través de los arrozales, hasta la aldea Hani de Jingucun (un paseo de poco más de una hora por un camino apto para todas las edades) o bien hasta las terrazas de Bada (casi dos horas). Es una experiencia realmente agradable estar paseando justo sobre las terrazas. Al llegar a Jinfucun, un conjunto de varias aldeas Hani, curiosamente mucho menos visitadas pero más interesantes que Qingkou, se puede subir a la carretera para disfrutar de las vistas espectaculares de Bada. Realmente los maravillosos paisajes que se disfrutan llegando a Qingkou y paseando entre las terrazas, no son nada en comparación con la vista de la inmensidad de las terrazas de Bada. Pues desde allí se ve toda la ladera de la montaña, incluyendo algunas de las terrazas vistas por el camino, completamente trabajada en terrazas que van descendiendo hasta lo más profundo del valle. Es una visión única. Las curvas se van fundiendo, bifurcando, fusionando o separando, creando paisajes inimaginables que desafían a la razón. En medio de ellas, en la lejanía, algún Hani trabajando solitario, nos recuerda que es un producto del trabajo de sus antepasados. Hay que quedarse observando las terrazas, dejar que el desafío de la curva nos posea por completo, intentando desentrañar los misterios de esta maravilla contemporánea.
La siguiente terraza que se visita es la de Douyishu, no muy lejos de Bada. Conviene darse un respiro antes de sumergirse de nuevo en el universo del agua y la curva. Esta terraza es un poco menor, pero el punto de observación, construido con un ingenioso sistema de terrazas de madera sobre postes en la ladera de la montaña, lleva al visitante a unos puntos de observación absolutamente maravillosos sobre los campos inundados. Hay incluso un mirador acristalado, ya preparado con butacas frente a las terrazas para el que desee relajarse de verdad y dejar pasar las horas observando esta maravilla.
Impresionante los arrozales¡¡¡¡ . A comer arroz.
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