La Serenísima República de San Marino es el estado más antiguo de Europa, fundada en el año 301. Rodeada de territorio italiano, y situado al pie del Monte Titano, el más alto de los Apeninos sanmarinenses. Tiene una población de aproximadamente 33.000 habitantes y una extensión de 61 km2 (más pequeño que la ciudad de Granada). Cuenta con el cuerpo de Fuerzas Armadas más pequeño del mundo, contando con unos 80 militares y un presupuesto de sólo 700.000 $. Tiene acuerdos con Italia para su defensa internacional y con Suiza en el aspecto político-económico.
San Marino es el único superviviente de un gran número de comunas italianas autogobernadas de la Edad Media. Sobrevivió durante el siglo XV a la consolidación de Italia en estados territoriales de tamaño medio y a la unificación de Italia en el siglo XIX, debido en gran medida a su ubicación remota en un valle de los Apeninos, aunque también por ofrecer refugio a los dirigentes del movimiento de unificación.
Fundada en el año 301 por un cantero cristiano llamado Marinus el Dálmata (San Marino); según cuenta la tradición, dejó la isla de Arbe (hoy perteneciente a Croacia) para escapar de la política anticristiana del emperador romano Diocleciano. Marinus se escondió en la cima del Monte Titano, el más alto de los siete que posee hoy San Marino y fundó una pequeña comunidad cristiana.
Tanto Napoleón como Mussolini reconocieron la independencia de la pequeña república. No obstante, si que fue invadido hasta en tres ocasiones: en 1503 fue ocupado durante unos pocos meses por César Borgia hasta su muerte. En 1739, el Cardenal Alberoni invadió el pequeño estado pero la desobediencia civil y las protestas ante el Papa Clemente XII para obtener justicia dieron resultado. Posteriormente, el estado fue reconocido por Napoleón en 1797 y en el Congreso de Viena en 1815. En 1944 fue ocupada por última vez; en esta ocasión por la Alemania nazi durante la II Guerra Mundial.
San Marino redactó una constitución el 8 de octubre de 1600.
San Marino es la única ciudad-estado itálica que aún sobrevive. Ingresó en el Consejo de Europa en 1988. Se convirtió en miembro de Naciones Unidas en 1992, y adoptó el euro en 2002 como moneda nacional, pese a no pertenecer a la Unión Europea.
Su gobierno es de lo más curioso: cada año, el Consejo elige dos Capitanes Regentes para desempeñar la tarea de Jefes de Estado. Los Regentes son elegidos de entre diferentes partidos y ejercen su poder durante 6 meses cada uno, con lo cual la Jefatura está equilibrada. Cuando el período termina (días 1 de abril y 1 de octubre), los ciudadanos tienen tres días para presentar quejas sobre los actos realizados por los Regentes. Si son admitidos a trámite, se abre un procedimiento judicial con el ex Jefe de Estado. Las principales preocupaciones de los gobernantes suelen estar ligadas al aspecto económico, debido a la total dependencia financiera y comercial existente con el país vecino, mientras al mismo tiempo no pertenece a la Unión Europea.
El servicio militar no es obligatorio, pero todos los ciudadanos de entre 16 y 65 años pueden ser enrolados en caso de que el Estado los necesitara para su defensa.
Tradicionalmente, la actividad económica en San Marino giraba en torno a la agricultura y la ganadería; de hecho, en la actualidad es un gran exportador de vinos y quesos. Actualmente es importante la banca, la electrónica, la cerámica, los azulejos, muebles, ropa, pinturas y telas; los sellos postales, sólo válidos para la república son mayoritariamente vendidos para la filatelia. Sin embargo, el capítulo más importante de ingresos lo aportan los más de 3 millones de visitantes que San Marino recibe cada año, por lo que el turismo representa más del 50% de su PIB.
Aunque estaba incluido en el listado de paraísos fiscales de la OCDE, desde el año 2010 ya no forma parte de esta lista. San Marino es un estado con exceso de presupuesto y carente de deuda nacional, que posee el índice de desempleo más bajo de Europa. Esto lleva a que los impuestos sobre la renta sean mucho más bajos que en Italia, por lo que los requisitos para conseguir la ciudadanía son muy exigentes.
La visita imprescindible en San Marino es la que lleva hasta sus tres “rocche” o “torri”, las tres torres/castillos que se alzan en lo alto del monte Titano, visibles desde muy lejos. Son, junto con el propio santo que le da el nombre al país, el símbolo por excelencia de San Marino, aparecen por doquier, incluso en la bandera del país, y tienen hasta nombre: Guaita –o Rocca–, Cesta y Montale respectivamente.
Veamos SAN MARINO;
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